Comunicado
Global

Migrantes haitianos, en busca de una vida mejor, mueren en alta mar

Haití - El retorno esta semana de 228 migrantes haitianos que habían sobrevivido a un peligrosísimo viaje por mar con destino a las Bahamas a finales de noviembre ha devuelto a la primera plana el sufrimiento de miles de migrantes que cada año se lanzan al mar en busca de una vida mejor para acabar encontrando la muerte y, para los afortunados que lo pueden contar, la conciencia de que las historias que les contaban los traficantes eran demasiado buenas para ser verdad.

“La OIM está muy preocupada por las tragedias que incesantemente golpean a los migrantes, muchos de ellos haitianos, que se hacen al mar para llegar de forma irregular a los Estados Unidos, las Bahamas o las Islas Turcas y Caicos, arriesgando sus vidas y el sustento de sus familias”, explica Gregoire Goodstein, jefe de misión de la OIM en Haití.

A partir de ahora, con el fin de la temporada de huracanes, los viajes aumentan hasta el mes de abril.  Normalmente, un grupo de personas recauda fondos (unos US$100) para el costo del combustible y comida, y utilizan un bote de alguien del grupo para el viaje de Haití a las Bahamas.  Si, a pesar de las inclemencias meteorológicas y de viajar hacinados en embarcaciones mal equipadas, sobreviven y consiguen llegar a las Bahamas, tendrán que pagar a los traficantes entre US$ 2.000 y US$ 3.000 para que les lleven a Miami en lancha motora.  Hay un 50 % de que sean interceptados.

Históricamente, dada la proximidad, los escasos controles fronterizos y la elevada demanda de mano de obra poco cualificada, la mayoría de los movimientos migratorios desde Haití tenía como destino el Caribe.  Hoy, según los hallazgos de la OIM, los tres principales países caribeños a los que llegan los migrantes haitianos son las Islas Turcas y Caicos, las Bahamas y la República Dominicana.

“Muchos de estos migrantes preferirían permanecer en Haití y ocuparse de sus familias, pero la falta de oportunidades y los problemas estructurales de desarrollo siguen siendo obstáculos para que cientos de familias rurales, y cada vez más familias urbanas, no puedan tener una vida digna y económicamente viable.  Teniendo en cuenta la transición que vuelve a dar prioridad al desarrollo frente a las preocupaciones humanitarias, es importante que la comunidad internacional no haga oídos sordos a la petición del Gobierno de Haití de invertir en los sectores identificados por su Plan de Desarrollo Estratégico”, añade Goodstein.

La OIM cree que si el plan del Gobierno (Plan Stratégique de Développement d’Haiti) recibe el apoyo debido se avanzará en la creación de empleo y, en consecuencia, se reducirá la presión sobre la migración irregular.  Sin embargo, sería preciso que al mismo tiempo los migrantes tuvieran a su alcance más opciones de migración regular.

“¿Por qué no intentar los programas de migración circular como los que se aplican entre la Unión Europea y terceros países? Nuestro enfoque de gestión de la migración en Haití y el Caribe debe ser innovador”, continúa Goodstein.

Desde 2009 la OIM ha forjado una estrecha relación laboral con las autoridades de los gobiernos central y locales con objeto de aumentar su capacidad de hacer frente a las cuestiones migratorias, pero también de satisfacer las principales necesidades básicas y urgentes de los migrantes retornados.

Junto con la Dirección Nacional de Migraciones, la OIM ha proporcionado asistencia médica, alimentos, bebidas, ropa, transporte hasta sus destinos finales, US$ 10 para gastos personales y alojamiento para pernoctar en caso necesario a 5.688 migrantes retornados a Cabo Haitiano.

La OIM se ha ocupado de la asistencia para la reintegración directa de más de 22.000 personas en cuatro comunidades de la paupérrima zona de Port de Paix.  Entre los proyectos de microcréditos que se han llevado a cabo se incluyen la formación empresarial y los proyectos de infraestructura comunitaria centrados en dinero o comida por trabajo, mientras que con los proyectos agrícolas se han entregado reses y formación para su cuidado, semillas y fertilizantes, y se han reconstruido canales de riego.

La OIM solicita US$ 4,5 millones para llevar a cabo un proyecto de dos años que aproveche el apoyo recibido por los migrantes retornados, así como campañas de información para avisar a migrantes potenciales de los riesgos de la migración irregular y seguir consolidando la capacidad de los funcionarios gubernamentales en materia de migración.

“Estos migrantes se encuentran en condiciones desesperadas, por lo que debemos prevenirles de los peligros y del costo económico de la migración irregular.  Con esta campaña queremos acabar con la leyenda popular de que los migrantes irregulares se encuentran entre los más afortunados de quienes migran”, afirma Drazan Rozic, jefe del proyecto de la OIM de retorno y reintegración.

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Ilaria Lanzoni
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