La seguridad marítima constituye uno de los mayores desafíos para los países de la región del Océano Índico Occidental y, en particular, para los países insulares. Tres de estos desafíos suscitan gran preocupación, a saber, la gestión de fronteras, los datos marítimos y la cooperación. La migración y la movilidad humana son un motor para promover el comercio, los negocios y, en última instancia, el crecimiento económico. Ello no obstante, no suelen tenerse debidamente en cuenta en el contexto de la seguridad marítima. Más allá de la trata de personas, la seguridad marítima abarca diversos aspectos relativos a la inmigración y gestión de fronteras, que comprenden la lucha contra el terrorismo, el tráfico de personas, el narcotráfico, la piratería en alta mar y otras actividades delictivas transnacionales organizadas. La gestión de la seguridad marítima exige una estrecha cooperación entre países y entre aquellos que pueden poner en peligro la seguridad regional, incluida la comunidad internacional. Los desafíos en materia de seguridad marítima suelen afectar a más de un país. Por ello, la mayor parte reconoce que la cooperación no solo es beneficiosa a la hora de hacer frente a estos desafíos sino también esencial y conveniente. El proyecto contribuirá a reducir los riesgos y amenazas planteados por la migración en el marco de las actividades marítimas delictivas transnacionales organizadas en la región del Océano Índico Occidental. Ello se conseguirá al apoyar el funcionamiento del Centro de Recopilación de Información Marítima, localizado en Madagascar. La capacidad para hacer frente a las amenazas se conseguirá mediante el fortalecimiento institucional del Centro Regional de Coordinación Operacional Marítima, en Seychelles, para así alentar la coordinación en lo tocante a actividades delictivas transnacionales organizadas, entre las cuales se encuentra el tráfico de migrantes.