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Quiénes somosLa Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte del Sistema de las Naciones Unidas y es la organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada para beneficio de todos, con 175 Estados Miembros y presencia en 171 países.
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Nuestro trabajoComo organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada, la OIM juega un rol clave apoyando el logro de la Agenda 2030 por medio de diferentes áreas de intervención que conectan la asistencia humanitaria con el desarrollo sostenible.
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Informe de la OIM sobre el impacto de la crisis financiera en la migración
Tal y como afirma un nuevo informe de la OIM, existen razones
contundentes para pensar que la crisis financiera actual
tendrá un impacto mayor en los migrantes y la
migración que otras crisis anteriores. No obstante, se
necesita más tiempo para poder realizar un análisis
más preciso de la situación y así evitar
políticas migratorias resultado de acciones reflejas.
Este último informe de la Serie de Investigación
sobre Migración, titulado El impacto de las crisis
financieras en la migración internacional: lecciones
aprendidas, se basa en cinco crisis anteriores que han tenido lugar
a lo largo del siglo XX –la Gran Depresión de la
década de 1930, la crisis del petróleo de 1973, la
crisis asiática de 1997-1999, la crisis de Rusia a finales
de 1998 y la crisis de Latinoamérica de 1998-2002.
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target="_blank" title="">The Impact of Financial Crises on
International Migration: Lessons Learned
El informe sostiene que el impacto de la crisis actual en los
desplazamientos humanos será de mayor importancia ya que, si
bien las crisis anteriores presentaban ramificaciones a nivel
mundial, sus impactos se sentían principalmente a nivel
regional. Los migrantes elegían un destino alternativo
siempre que alguna región pudiera beneficiarse
económicamente a expensas de otra. Sin embargo, hoy
día la crisis actual tiene lugar en un mundo que nunca antes
había estado tan interconectado y, por ello, no hay
región que no se haya visto afectada.
Otra de las diferencias reside en el hecho de que, mientras que
las crisis de los 90 sucedieron a finales de una década de
considerable crecimiento económico y reducción de la
pobreza en las regiones afectadas, la crisis actual combina los
efectos del aumento del precio de los alimentos con la
inestabilidad de las exportaciones en los países en
vías de desarrollo.
Asimismo, el informe señala que las políticas
migratorias han sido diseñadas en un contexto completamente
diferente. La economía mundial depende más que
nunca de la mano de obra migrante, especialmente en determinados
sectores. De igual modo, existe una gran dependencia de las
remesas, tanto a nivel individual como nacional.
A pesar de reconocer la existencia de una sistemática
falta de pruebas en el ámbito de la migración, el
informe expone que algunos de los impactos de la crisis actual,
tales como una reducción indirecta de los flujos migratorios
y una ralentización de las remesas, son aparentes aunque
presentan importante variaciones.
Asimismo, sostiene que la evolución de la crisis actual
dificulta el cálculo del verdadero impacto de la misma al
contrario que, por ejemplo, en la Crisis del petróleo de
1973 que causó un gran impacto en el sistema
económico y tuvo enormes consecuencias en las pautas
migratorias a nivel mundial.
La crisis de 1973 precipitó el fin de los trabajadores
migrantes temporarios en Europa debido a las elevadas tasas de
desempleo y recesión, el comienzo de las reunificaciones
familiares y de los asentamientos permanentes en lugar de los
retornos a gran escala, el traslado de los procesos de
producción de las grandes empresas que abandonan los
países desarrollados para instalarse en países en
vías de desarrollo de Asia o Latinoamérica y la
llegada de trabajadores migrantes temporales a Oriente Medio debido
al mayor capital proveniente del petróleo y empleado por los
gobiernos para la construcción de infraestructuras,
viviendas y expansión económica.
Igualmente, el informe sostiene que las severas restricciones en
materia de migración laboral desencadenadas por la Crisis
del petróleo de 1973 –y que continuaron en las
décadas venideras- han sido consideradas por muchos
analistas como las razones del aumento del número de
solicitudes de asilo falsas en países desarrollados, lo cual
desembocaría en un aumento de la migración
irregular.
Otras consecuencias de las crisis citadas anteriormente y que
aún hoy pueden dejarse sentir con diferentes niveles de
intensidad incluyen el impacto sufrido por la migración
interna tras la crisis asiática a medida que la
reducción de puestos de trabajo en ciudades como Bangkok
provocaron el retorno a las zonas rurales; el reconocimiento en
algunos países de destino asiáticos de la importancia
en términos económicos de que los migrantes
realizasen trabajos que los nacionales no estaban dispuestos a
desempeñar; la fuga de cerebros resultado de las crisis
sufridas en Rusia y Latinoamérica y el descenso a corto
plazo en las remesas.
En muchas de las crisis anteriores, los retornos y deportaciones
no fueron tan elevados como se predijo y el numero de migrantes se
mantuvo prácticamente intacto. Los migrantes, en la
medida de lo posible, decidieron permanecer y trabajar en el sector
informal. Después de la crisis de Asia, por ejemplo,
el empleo en el sector informal indonesio sufrió un aumento
de seis millones.
No obstante, en los casos en los que los retornos han sido
considerables, el informe resalta la importancia de garantizar la
existencia de previsiones y políticas en vigor capaces de
absorber a los migrantes retornados tanto en la sociedad como en la
economía.
Lo que nos han enseñado todas las crisis anteriores es
que, a pesar de que los migrantes hayan sido capaces de mantener
sus empleos, sus condiciones laborales se han visto afectadas a
través de la reducción de salarios, beneficios y
jornadas laborales.
Debido a que muchos países de destino reaccionan a las
crisis financieras nacionalizando de nuevo algunos puestos de
trabajo y debido a que los países de origen responden
internacionalizando a la población activa para así
contrarrestar el aumento de los niveles de desempleo, el informe
hace hincapié en la necesidad de garantizar la
protección de los derechos de los migrantes.
Finalmente y tal como sostiene el informe, la migración
tienen una gran capacidad de recuperación en medio de una
crisis económica. Incluso después de algunos de
los acontecimientos más graves, tales como la Gran
Depresión o la Crisis del petróleo, la
migración experimentó un crecimiento. Como se
explica en el informe, tan sólo la duración y la
gravedad de la crisis actual podrán definir su verdadero
impacto en la migración aunque del papel integral
desempeñado por los trabajadores migrantes en la
economía mundial se desprende que esta última no
podrá recuperarse sin los primeros. Ahí reside
la importancia de tener presente la migración en las
respuestas frente a la crisis económica.
Los gobiernos, tal y como se explica en el informe, deben
intentar no sucumbir ni a las presiones políticas ni
populares y así responder a las crisis mediante
políticas migratorias que reduzcan la competencia con los
trabajadores nacionales o tomar decisiones a nivel de
políticas que no estén basadas en claras evidencias
económicas del mercado laboral. Los impactos son
impredecibles y complejos y obtener una visión clara del
mercado laboral puede tomar su tiempo. Por consiguiente, las
políticas restrictivas y a corto plazo pueden resultar
contraproducentes.
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