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Global

El éxito del esfuerzo de ayuda en Filipinas se pone en duda tres meses después del Haiyan, manifiesta la OIM

Filipinas - A tres meses de la devastación causada por el tifón Haiyan/Yolanda en el centro de Filipinas, la OIM hace un llamamiento por un reenfoque global urgente de atención en el esfuerzo de recuperación a largo plazo, a fin de aprovechar el éxito de la respuesta de emergencia.

El llamamiento por USD 57,6 millones que la agencia hizo para cubrir las necesidades de financiación de su programa de seis meses sólo ha sido respondido en un 30 por ciento, y hoy el Jefe de Misión Marco Boasso advirtió: “A menos que tomemos medidas de largo plazo para los cientos de miles de personas que han perdido sus viviendas y medios de subsistencia, vamos a terminar dejándolas en peor situación que antes de la tragedia.”

Su llamamiento se produce en medio de una creciente conciencia de que la ausencia de soluciones duraderas dará lugar a que las personas “reconstruyan peor” si los materiales y la asistencia técnica no llegan.  “Es necesario tomar decisiones difíciles para que los cientos de miles de personas que viven en el limbo puedan seguir adelante con sus vidas, reconstruir sus viviendas, encontrar trabajo y enviar a sus hijos a la escuela”, señaló.

Una operación de emergencia, masiva y complicada pero en gran parte exitosa, facilitada enormemente por la capacidad de recuperación y el dinamismo del pueblo de Filipinas y sus agencias gubernamentales, está llegando a su fin.

La comunidad internacional y el gobierno de Filipinas han ayudado a más de cuatro millones de personas con alimentos, agua, dinero en efectivo, atención de la salud, refugio, educación, rehabilitación, artículos de higiene y otros artículos de socorro.

El apoyo para las radios comunitarias y otros medios de comunicación ha significado que las distribuciones se han realizado sin problemas y que los beneficiarios disponen de un mecanismo por medio del cual pueden discutir sus problemas y sugerir soluciones.

Sólo la OIM ha distribuido a lo largo de la zona afectada casi 65.000 kits de alojamiento de emergencia (láminas plásticas y herramientas), más de 5.000 unidades de refugios de recuperación (láminas de hierro corrugado, herramientas y capacitación técnica), y más de 90.000 artículos no alimentarios.

Sus equipos de gestión de campamentos continúan con el trabajo de desarrollo de capacidades, facilitando capacitación a personal del gobierno para responder y reaccionar a este desastre y a eventos futuros, y los equipos médicos de la OIM han atendido a más de 12.000 pacientes.

La Matriz de Seguimiento de Desplazados que la OIM utiliza durante los desastres le ha permitido tomar el pulso a las comunidades que se encuentran en sitios de evacuación, recolectando y analizando información crucial e informando sobre el esfuerzo de ayuda en general.  Además, la OIM está presente en el sector de la protección, alertando a las personas sobre los peligros de la trata de personas, intentando llegar hasta aquellas personas que pueden haber sido engañadas con fines de explotación laboral. 

Sin embargo, las necesidades siguen siendo considerables.  Alrededor de 1,2 millones de viviendas fueron dañadas o destruidas en la tormenta y hay escuelas activas que siguen siendo utilizadas como centros de evacuación.  Se perdieron unos 33 millones de palmeras cocoteras, lo que ha paralizado una de las industrias más importantes del país.

Casi seis millones de trabajadores presenciaron la destrucción o interrupción de sus medios de subsistencia.  Alrededor de 30.000 barcos de pesca quedaron dañados o destruidos.  Hace dos semanas hubo una mini-respuesta cuando un nuevo tifón provocó fuertes lluvias en áreas que aún se recuperan de Haiyan, el cual se cobró más de 6.000 vidas cuando azotó el 7 de noviembre.

“Los datos reflejan que es preciso tomar acciones rápidas respecto a la financiación y planificación si queremos aprovechar los éxitos iniciales y evitar el fracaso”, afirmó Boasso.  “Es imperativo que logremos llevar a las personas más vulnerables a refugios de largo plazo y que trabajemos en una reubicación sostenible para todas las personas que viven en áreas que actualmente son peligrosas o que podrían serlo.”

“Si esto no ocurre persistirá el desplazamiento continuo y seguirá habiendo comunidades vulnerables que viven expuestas a los elementos”, advirtió.  “Esta región es muy propensa a eventos climáticos extremos y terremotos, así que debemos asegurarnos de que las personas se mantengan en un constante estado de alerta para reaccionar y responder de manera adecuada, y que reciban apoyo para reconstruir viviendas más seguras y más fuertes”, concluyó Boasso.

Aunque las tiendas y mercados han vuelto a abrir sus puertas en Tacloban y otras ciudades a lo largo de la región afectada de las Islas Visayas, un gran número de personas todavía sobrevive con asistencia alimentaria de socorro, lo que en ocasiones se complementa con programas de trabajo de corto plazo en donde se pagan 200 pesos (USD 4,40) al día.

Francis Gaspean tiene seis hijos, vive a nueve kilómetros del centro de Tacloban y sólo consiguió trabajo por cinco días durante el último mes.  “No tengo el tiempo ni puedo pagar el transporte para ir a la ciudad, así que he pasado los días arreglando mi casa y ayudando a cuidar a los niños”, explica.

Marika Malate, una viuda de 18 años, vive en una casa reconstruida de madera a pocos metros de la playa.  Ella reporta que se le dificulta conseguir leche en polvo para su bebé de tres meses, ya que ella no produce suficiente leche materna.  “La estoy llenando con agua hasta que llegue a la edad en que pueda comer comida sólida”, relató.

Aunque los habitantes del centro de Filipinas han hecho frente a la tragedia con un espíritu de calma y optimismo que ha impresionado al mundo, hay señales de que su estado de ánimo podría cambiar después de tres meses de vida en refugios temporales con pocas comodidades básicas.

Charmaine Villa tranquiliza a su hija de nueve meses delante de una vivienda de madera y lámina plástica que su cuñado construyó para ella, su esposo inválido y sus padres en los terrenos del Astrodome, el centro de convenciones de la ciudad en donde se albergaron miles de personas durante el tifón Haiyan.

“No tenemos ingresos”, relata Charmaine.  “El asma y la afección cardíaca de mi esposo se han agravado desde la tragedia.  Ahora sólo me quedo en casa.  Por supuesto que esperamos lo mejor, pero las cosas se han ido empeorando para nosotros.”

Para mayor información, por favor ponerse en contacto con

Joe Lowry
en la Oficina Regional de la OIM para Asia y el Pacífico en Bangkok
Email: jlowry@iom.int
Tel.  +66818708081

o

Marco Boasso
en la OIM de Manila
Email: mboasso@iom.int
Tel.  +639178485306