Migrant Stories

Un miembro del personal de la OIM encarna el espíritu de Tacloban

El Oficial de Adquisiciones de la OIM en Filipinas, Edmund Talle, comenta mientras caminamos hacia su casa, situada en las afueras de Tacloban, en la región central de Filipinas: “Estoy aquí para ayudar, pero también he sido víctima”. El tifón Haiyan destruyó su hogar, y se llevó consigo muchas de sus pertenencias, pero aun así encuentra motivos para estar agradecido.  

Estuvo esperando ansiosamente noticias de su mujer, Aly, pero, la semana pasada, cuando ya se disponía a viajar a Tacloban, supo por fin que estaba a salvo. Su hija Chen, de 20 años, se encontraba en Manila en ese momento, adonde se había desplazado para pasar exámenes universitarios, por lo que se libró del tifón.

Sin embargo, su mujer logró escapar de forma milagrosa:

Edmund dice: “Tiene muchos hematomas y heridas leves, pero está a salvo. Me dijo que vio cómo se inundaba nuestra casa y que, cuando trató de salir, el agua subió de repente hasta alcanzar el cuello y la arrastró junto con los escombros.”

Añade: “Entonces el viento se la llevó y voló, literalmente, por encima de las casas. Me dijo que vio un poste en el jardín de los vecinos y pidió a Dios que pudiera aferrarse a él. Entonces algunos obreros lograron atraparla y ponerla a salvo.”

Llegamos a la casa de Edmund, y allí estaba o mejor dicho, no estaba. Su casa era apenas un armazón; no quedaba más que los restos de dos decenios de vida matrimonial, esparcidos, literalmente, a los cuatro vientos. Edmund comentó, señalando en derredor suyo: “Ahí está mi coche, y ahí mis bonitos zapatos italianos”.

Saludó a sus vecinos, quienes también han vivido lo mismo. Entonces vino corriendo hacia nosotros un perro raquítico, ladraba. Edmund le ahuyentó, pero éste seguía acercándose.

Edmund, que hasta entonces había contenido sus lágrimas, sollozó: “¡Oh, Dios mío, Dios mío! Es Mookie. Es Mookie. El perro de mi hija. Se alegrará tanto. No te he reconocido, Mookie. Estás tan flaco.”  

El Sol se puso, y Edmund recuperó su compostura, al pedir a su perro que cuidara del hogar familiar, de lo que quedaba de él. “Vendré a buscarte dentro de unos días, Mookie”, le prometió, mientras se alejaba por la carretera en ruinas.

Edmund es integrante del equipo de la OIM en Tacloban, que ha iniciado un programa de socorro, con una asignación de 21,5 millones de dólares EE.UU., concebido para brindar albergue temporal y ayuda no alimentaria a miles de desplazados.  

La OIM también está asignando fondos con objeto de asegurar la circulación de información, y trabaja mano a mano con el Gobierno filipino con el fin de coordinar las labores en los centros de desplazados y albergues de evacuación.  

Para más información, sírvase ponerse en contacto con:

Joe Lowry
Tfno: +66 81 870 8081
Correo electrónico: jlowry@iom.int