-
Quiénes somos
Quiénes somosLa Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte del Sistema de las Naciones Unidas y es la organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada para beneficio de todos, con 175 Estados Miembros y presencia en 171 países.
Sobre nosotros
Sobre nosotros
-
Nuestro trabajo
Nuestro trabajoComo organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada, la OIM juega un rol clave apoyando el logro de la Agenda 2030 por medio de diferentes áreas de intervención que conectan la asistencia humanitaria con el desarrollo sostenible.
Qué hacemos
Qué hacemos
Partenariados
Partenariados
- Dónde operamos
-
Actúa
Actúa
Trabaje con nosotros
Trabaje con nosotros
Participe
Participe
- Datos e investigación
- 2030 AGENDA
La turística ciudad de Jacmel se recupera lentamente de la devastación causada por el terremoto
Jacmel, ciudad portuaria de 40.000 habitantes y bonitas viviendas
de estilo Victoriano a unos 40 kilómetros al sur de Puerto
Príncipe, ha sido durante mucho tiempo un importante destino
turístico.
El pasado 12 de enero, esta encantadora ciudad sufrió las
devastadoras consecuencias del terremoto. Según las
autoridades locales, más de 450 de sus residentes perdieron
la vida, 2.500 viviendas fueron completamente destruidas y miles de
personas perdieron sus hogares.
El seísmo acabó también con varios de los
tesoros arquitectónicos de Jacmel, entre ellos, sus
conocidas casas de estilo Victoriano. Un gran número de
estas viviendas están en ruinas, al igual que otros
monumentos que atestiguan el célebre pasado de la ciudad
como capital del sureste del país.
Relacionado
alt="" border="0" height="12" hspace="0" src=
"/jahia/webdav/site/myjahiasite/shared/shared/mainsite/graphics/interface/icons_buttons/blue_link_box.gif">
target="" title="">Migraciones – Verano 2010
No obstante, los jacmelianos o jacméliens, como se
conoce a los naturales de esta ciudad, no se han dado por vencidos
y fomentan el patrimonio local que ha sobrevivido a la
catástrofe, tales como sus playas, sus gentes, su
hospitalidad y sus artistas.
El arte de Jacmel y, concretamente, su pintura, ha obtenido
reconocimiento mundial gracias a Préfète Duffaut, su
artista de más renombre en cuyos afamados paisajes
imaginarios se puede ver una fuerte influencia de la ciudad.
Jacmel ha sido también elogiada por otras personalidades,
como por la actual Gobernadora General de Canadá
Michaëlle Jean, nieta del célebre poeta franco-haitiano
René Depestre.
No es de extrañar que esta ciudad tenga un lugar en el
corazón de muchos haitianos, quienes recuerdan con
cariño su particular carnaval, celebrado a mediados de
febrero.
«El festival atraía a unos 30.000 visitantes de
todos los rincones del país y de más
allá», rememora Dithny Joan Raton, empleada en la
oficina de turismo de la ciudad, quien agrega: «Las
festividades de Saint Jacques y Saint Philippe son
otros de los grandes acontecimientos anuales».
Aunque este año no se haya celebrado el carnaval, miles
de ciudadanos se reunieron para festejar el primero de mayo de la
mejor manera posible.
«Tenemos un mar tan bello, que no podemos
desaprovecharlo», asevera Daniel Fouchard, director de la
oficina de turismo de Jacmel. «El elevado número de
personas que se reunieron para celebrar el primero de mayo es una
prueba de que, a pesar de la tragedia acontecida, nuestros paisanos
están decididos a seguir disfrutando de la vida».
Aunque la vida comience de nuevo, seis meses después de
la catástrofe la ciudad sigue portando profundas cicatrices.
En algunos lugares, éstas han empezado a sanar gracias a la
ayuda de organizaciones como la OIM, que ofrecen asistencia a las
personas sin hogar que aún residen en los campamentos
espontáneos que florecieron en la ciudad y sus
alrededores.
El más grande de estos campamentos, en el que residen
cerca de 1.000 familias, se erige en un campo de fútbol de
la vecindad de Pinchinat.
Ben Oduwa, trabajador de la OIM encargado de la
coordinación y la gestión de los campamentos de
Jacmel, hace hincapié en la necesidad de reubicar a dichas
familias con la mayor prontitud posible.
«Las familias viven en condiciones de hacinamiento en
tiendas de campaña donadas hace unos meses por el
ejército venezolano», explica Oduwa, y añade:
«A veces, el calor en ellas es insoportable y, cada vez que
llueve, el terreno se convierte en un barrizal».
Charlotte Charles, miembro del comité de gestión
del campamento, tiene la esperanza de que todas las familias
desplazadas sean reubicadas en un lugar mejor lo antes posible:
«Esperamos que las condiciones mejoren en el nuevo
emplazamiento. Ahora, cuando llueve, la gente tiene que permanecer
de pie en las tiendas debido a las inundaciones».
En línea con la tradición artística de la
ciudad, Charlotte muestra sus pinturas a las escasas personas que
visitan el campamento, y señala: «Vivía en un
apartamento y era propietaria de un estudio artístico en
Jacmel. El primero quedó reducido a escombros y el segundo
sufrió graves desperfectos».
Esta joven de pelo rasta vive desde el pasado 14 de enero en una
tienda de campaña que recibió de la ONG Shelter Box.
Con lágrimas en los ojos, afirma que su vida es muy
dura.
«Vivir así, sin nada que hacer durante todo el
día, no es normal. Antes, mi vida giraba en torno al arte y
trabajaba rodeada de artistas. El seísmo del 12 de enero lo
ha cambiado todo».
Charlotte añade que la asistencia de la OIM ha sido
decisiva y ha servido para que los residentes se organicen y
aprendan mucho sobre la gestión de los campamentos.
«La OIM nos ha ayudado a organizarnos, lo que a su vez ha
servido para que podamos transmitir claramente nuestras necesidades
a las organizaciones humanitarias», afirma Andral Maxito,
mecánico desempleado que se aloja en Pinchinat desde que
acaeciera el seísmo.
En Jacmel, siguen llevándose a cabo esfuerzos que
preparen a la ciudad para el regreso de los turistas.
«Se están realizando trabajos de reparación
en un par de hoteles afectados y de identificación de
aquellos que se encuentran en condiciones de reabrir pronto»,
explica Michaëlle Craan, figura importante de la industria del
turismo en Jacmel. «A pesar de la devastación, de la
escasez de habitaciones y del cierre del aeropuerto local, afloran
algunos brotes de esperanza. La asistencia continuada y la
capacidad de recuperación de nuestro pueblo nos
permitirán salir de esta difícil
situación».