Millones de personas migrantes migran y hacen contribuciones esenciales a fuerzas de trabajo y economías nacionales. Numerosas evidencias demuestran que la gran mayoría de los trabajadores migrantes son jóvenes, sanos y aptos cuando se embarcan en sus travesías migratorias. La migración puede ser beneficiosa para la condición de salud de los migrantes y de sus familias pues la misma mejora su condición socioeconómica, su nivel educativo y el nivel de consumo de las familias que ’han dejado atrás’, gracias a las remesas. 

Sin embargo, las vulnerabilidades de la salud de los migrantes pueden darse a lo largo de todo el ciclo de la migración. Las condiciones en las cuales viajan, el acceso restringido a los servicios de salud a su llegada a los países de destino, la explotación, las pobres condiciones laborales y de vida, la discriminación, la distancia geográfica de sus familias y el sistema de apoyo,  son algunos de los aspectos del proceso migratorio que pueden impactar sobre la salud de los migrantes laborales y llevar al deterioro de su estado de salud.  

Muchos trabajadores migrantes son empleados en sectores peligrosos y de alto riesgo tales como los de la minería, la agricultura y la construcción. Este tipo de trabajos generalmente involucran largas horas de trabajo y una gran cantidad de tarea física pesada, lo cual puede traer aparejada una mayor cantidad de accidentes laborales. En particular quienes se encuentran en una condición migratoria irregular se ven obligados a tolerar peligrosas condiciones laborales, temiendo llevar el foco de atención hacia ellos y por tal motivo perder sus puestos de trabajo, o ser deportados.  Asimismo, los trabajadores migrantes con frecuencia no están autorizados a formar asociaciones de trabajadores o unirse a sindicatos, lo cual puede representar un obstáculo adicional para plantear en su lugar de trabajo inquietudes relacionadas a su salud y seguridad. Adicionalmente, se han denunciado numerosos casos de explotación sexual,  en particular en el caso de trabajadoras migrantes del sector informal como el de servicio doméstico.  

Muchos trabajadores migrantes deben someterse a alguna forma de control o evaluación de la salud antes de su partida y/o al momento de su llegada como un pre-requisito para su contratación. Los costos de los análisis clínicos y otras pruebas pueden ser altos y generalmente corren por cuenta del migrante. Hay evidencias que indican que los proveedores de controles de la salud a menudo operan aisladamente, con poca o ninguna asociación al sistema público de salud de un país, ni compartiendo información alguna sobre tal aspecto, y tampoco aseguran derivación alguna para los tratamientos y seguimientos que pudieran necesitarse. Las pruebas obligatorias para algunas condiciones clínicas tales como el VIH o el embarazo, o la falta de prácticas adecuadas de diagnóstico, tienen poco valor desde una perspectiva de la salud púbica y con frecuencia llevan a una innecesaria deportación de muchos migrantes. Si las evaluaciones de la salud van a contribuir de forma significativa a mejorar la buena salud pública en un sentido amplio, y además, si van a beneficiar la salud de los migrantes laborales, los vínculos del ámbito de los sistemas sanitarios nacionales y la capacidad de los migrantes para adoptar medidas para el mejoramiento de la salud deberán fortalecerse.  

La provisión de servicios sanitarios fácilmente accesibles y de calidad que incluyan la prevención, información sanitaria, y acceso a cuidados primarios de la salud, para los migrantes laborales y sus familias no solamente beneficia a las poblaciones de migrantes sino que también sirve como importante medida de salud pública que protege simultáneamente a las personas en las comunidades de origen, tránsito y destino. Si los migrantes laborales no pueden acceder a los sistemas de salud pública (por ejemplo por la situación de su documentación, temor a ser arrestados, costos financieros, o falta de tiempo) puede que se vean forzados a seguir sin tratamiento, y de tal modo socavarán potencialmente las respuestas del ámbito de la salud pública. Los mecanismos para ampliar la protección social en el ámbito de la salud y aumentar la cobertura de seguridad social para los migrantes y sus familias pueden mejorar el acceso a los servicios de salud que se necesitan y evitar los pagos excesivos extras por parte de los trabajadores migrantes que necesitan acceder a esos servicios de salud.  

Las Vulnerabilidades de la Salud de los trabajadores migrantes en la región de ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental), por ejemplo,  también se extienden a las amenazas a la seguridad sanitaria como por ejemplo las pandemias de influenza y otras emergencias de salud pública de preocupación internacional. Un ejemplo son las vulnerabilidades de salud enfrentadas por los trabajadores migrantes en los sectores de cría de aves de corral y de otros animales, en el contexto de un brote de gripe aviar viral. Debido a una combinación de barreras legales, socio-culturales, conductuales, idiomáticas y económicas algunos trabajadores migrantes tienen escaso conocimiento o acceso a servicios sanitarios y sociales, lo cual se aplica también a la preparación para las pandemias, su mitigación y la respuesta a nivel nacional.