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Quiénes somosLa Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte del Sistema de las Naciones Unidas y es la organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada para beneficio de todos, con 175 Estados Miembros y presencia en 171 países.
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Nuestro trabajoComo organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada, la OIM juega un rol clave apoyando el logro de la Agenda 2030 por medio de diferentes áreas de intervención que conectan la asistencia humanitaria con el desarrollo sostenible.
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La creciente movilidad mundial EXHORTA a que se reconciban las políticas de integración
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM),
que inicia hoy un taller de dos días de duración
sobre cuestiones de integración en Ginebra, considera que
las nociones tradicionales de integración de migrantes en
las comunidades receptoras deben reconcebirse, dado que el mundo
actual es cada vez más transnacional.
Este taller, que congrega a representantes de los 118 Estados
Miembros de la OIM, organizaciones internacionales, organizaciones
no gubernamentales, el sector privado y el sector académico,
deliberará en torno al tema: “Los migrantes y la
sociedad de acogida: Asociaciones acertadas”, que forma parte
del Diálogo Internacional de la OIM sobre la
Migración, en un empeño por encarar de manera
renovada una de las cuestiones socioeconómicas más
candentes de los tiempos modernos.
Las actuales políticas y perspectivas de integración
se basan principalmente en desplazamientos humanos unidireccionales
que, por lo general, concluyen con el asentamiento permanente en
los países de destino y con un cambio de nacionalidad.
Sin embargo, la migración internacional actual es mayormente
temporera, circular y multidireccional. Las personas pueden
educarse, trabajar, criar a sus hijos y jubilarse en distintos
países. Esta movilidad ha dado lugar a una evolución
en la identidad individual y en el sentimiento de pertenencia a
más de un país o sociedad para muchos migrantes.
Ello, junto con la posibilidad de tener dos o más
nacionalidades y de beneficiar del transnacionalismo, conforma el
amplio abanico de la integración de los migrantes.
Brunson McKinley, Director General de la OIM dijo:
“Observamos el surgimiento de diversas prácticas de
integración. Por un lado, hay muy poca interacción
entre los migrantes y las sociedades de acogida debido a una
segregación impuesta o autoimpuesta. Por otro lado,
está el transnacionalismo mientras que, entre ambos
extremos, hay toda una serie de políticas de
integración que aspiran a la asimilación y
adaptación de cara a la cultura predominante. Pero en un
mundo cada vez más globalizado la integración tiene
que cobrar un cariz diferente, dada la fluidez de movimientos y
políticas, y reflejar la realidad”.
Para que estas políticas sean acertadas tendrían que
ser de carácter inclusivo, implicar a toda la sociedad y a
los gobiernos a nivel nacional y local. La sociedad civil y el
sector privado, en particular, pueden y deben desempeñar un
papel preponderante a este respecto. La integración exige
una adaptación recíproca de los migrantes y las
sociedades de acogida.
Las tendencias migratorias en constante cambio ponen de relieve no
sólo la necesidad de realizar esfuerzos de cara a la
integración para que sea flexible y, por ende, eficaz, sino
también la necesidad de asimilar el papel que
desempeñan los migrantes temporeros en la sociedad moderna.
El Sr. McKinley añadió: “La integración
no implica necesariamente el asentamiento permanente. Más
bien implica una serie de derechos y obligaciones tanto para los
migrantes como para las sociedades receptoras, además de
cuestiones de acceso a los servicios y al mercado laboral. A esto
se añade el respeto de una serie de valores esenciales que
conforman la sociedad. Los países con considerables
cantidades de migrantes indocumentados tienen verdaderos problemas
de cohesión social y estabilidad que no pueden ignorarse y
que deben encararse”.
En algunos países donde algunos migrantes indocumentados se
integran de facto, debido a que hablan el idioma y tienen un
empleo, los gobiernos regularizan su situación, ya sea en
reconocimiento de su contribución a la economía
nacional o para impedir que sean explotados y marginados,
promoviendo así su plena integración.
En general, si no se encaran adecuadamente las cuestiones de
integración se observan repercusiones sociales y
económicas negativas, por ejemplo un desempleo o un
subempleo persistentes entre muchos migrantes de segunda y tercera
generación. Ello acrecienta su aislamiento y
frustración, alimentados por una pobreza relativa y por la
falta de oportunidades educativas y profesionales y puede dar lugar
a graves tensiones sociales y, eventualmente, a la violencia.
La integración tiene que abarcar todos los aspectos de la
vida y no solamente los de carácter económico. Las
políticas sociales que promueven la aceptación de la
diversidad, particularmente en el ámbito de la salud y de la
educación, permitirán la integración de los
migrantes y contribuirán a establecer sociedades productivas
y saludables.
La tolerancia cultural y religiosa es igualmente importante para
evitar la discriminación y la xenofobia aunque debe
acompañarse de un apoyo específico para los migrantes
provenientes de países donde la religión juega un
papel preponderante. Ello comprende la orientación cultural
previa a la partida para los migrantes a fin de que sepan lo que
les aguarda en términos de valores esenciales en la nueva
sociedad y de actividades de concienciación en el seno de
escuelas, lugares de trabajo y a través de los medios de
comunicación en los países de destino. Ello
preparará a las comunidades de acogida de cara a la llegada
de los migrantes.
Desde el punto de vista político hay que comprometerse en la
lucha contra la xenofobia y la discriminación y en velar por
que los empleadores apliquen las normas laborales a todos los
migrantes.
El Sr. McKinley concluyó diciendo: “Las asociaciones
entre formuladores de políticas, el sector privado, la
sociedad civil y los propios migrantes son esenciales para superar
el creciente extremismo y la perpetuación de estereotipos, y
para concebir políticas y programas efectivos de
integración. Sabemos que los migrantes aportan enormemente a
la prosperidad económica de los países de acogida,
pero la diversidad de la migración exige también una
diversidad de perspectivas políticas”.
Si desea más información sobre este taller que se
lleva a cabo en Ginebra y sobre los documentos de trabajo del mismo
consulte el sitio
"/jahia/Jahia/pid/757" target="" title="">Web de la OIM.