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En la Sexta Conferencia Sudamericana sobre Migraciones

Distinguidos delegados,

Estimados amigos:



Estoy muy contenta de estar en tierras sudamericanas una vez
más debido a la gran admiración que siento por este
continente. Esperaba con especial ilusión esta visita porque
conozco la generosa e inigualable hospitalidad del querido pueblo
Paraguayo, que siempre nos ha acogido con el mayor afecto y
cordialidad.



Deseo expresar mi especial agradecimiento a la Excma. Sra.
Canciller del Paraguay, Leila Rachid y a su personal en el
ejercicio de la Presidencia Pro-Tempore de la Conferencia
Sudamericana sobre Migraciones, por la dedicación con que
han trabajado para que esta Conferencia tenga éxito,
así como por la renovada y dinámica política
de relaciones exteriores del Paraguay que ha apoyado la unidad, la
integración y el plan de trabajo de la Conferencia
Sudamericana. Asimismo, deseo dar las gracias a los colegas de la
Secretaría de la Conferencia por su eficacia, eficiencia y
profesionalismo.



Permítanme abordar ahora el tema principal de esta
Conferencia. A través de él, esta Conferencia se
sitúa en condiciones idóneas para efectuar una
importante contribución al Diálogo de Alto Nivel
sobre la Migración Internacional y el Desarrollo que la
Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará en
septiembre de este año. Las deliberaciones de esta
Conferencia, así como sus resultados, serán
aportaciones clave para ese Diálogo.



No cabe la menor duda de que la migración es una de las
cuestiones fundamentales de nuestra época. Habida cuenta de
la actual dirección y naturaleza de la globalización,
es evidente que su importancia no dejará de aumentar a la
par de su complejidad y de los problemas políticos que ello
trae consigo: problemas humanos, problemas de desarrollo,
cuestiones todas ellas que se han debatido desde que hace siete
años se iniciara en Lima, el Proceso de la Conferencia
Sudamericana. Como saben, la migración afecta cada vez a
más pueblos y países, y está vinculada con
toda una serie de elementos. De más está decir que
incide en el proceso de desarrollo pero que también se ve
afectada por el mismo. La migración, al ser un
fenómeno de alcance mundial, trae consigo beneficios y
costos, tanto para los países de acogida como para los
países de origen. Los raudos índices de crecimiento
demográfico en algunas regiones, la disminución de
los mismos en otras, la migración hacia algunas regiones y
fuera de otras, y demás tenden ias demográficas
críticas, por ejemplo, el envejecimiento de la
población y la urbanización, inciden
considerablemente en los parámetros sociales,
económicos y políticos de prácticamente todos
los países.



Las relaciones entre la migración internacional y el
desarrollo son numerosas y sumamente complejas e inciden unas en
otras. Si bien hay un notable interés político
nacional a fin de explorar las causas originarias de la
migración internacional y las repercusiones que ello tiene
en los países de origen, de destino y de tránsito, la
comprensión de la dirección y magnitud de sus efectos
sigue siendo limitada. Ello no obstante, varias recientes
tendencias han despertado el interés sobre estas cuestiones.
Muchos países en desarrollo son objeto de la pérdida
de recursos humanos calificados así como una
intensificación del fenómeno de la fuga de cerebros.
También tienen que hacer frente a dificultades para
aprovechar plenamente las consecuencias positivas de la
migración a través de la utilización efectiva
de la contribución potencial que la diáspora puede
hacer al desarrollo económico del país de origen.



Muchos podrían ser los frutos de la colaboración
entre países de origen y destino a fin de forjar
asociaciones que fomenten los efectos positivos de la
migración y promuevan la migración a través de
vías legales. Esta colaboración se hace cada vez
más apremiante debido a que la migración ocurre hoy
en día en un contexto de enormes disparidades
demográficas y económicas. Las previsiones apuntan a
un considerable aumento de la migración desde países
en desarrollo hacia países con ingresos altos, y destacan
que esa tendencia continuará a mediano plazo.



Una estrategia ampliamente difundida para garantizar que la
migración contribuya al desarrollo de las comunidades de
origen es aprovechar las repercusiones de las remesas -que en 2005
ascendieron a 18.000 millones de dólares EE.UU. para los 12
países sudamericanos- proporcionando, por ejemplo, acceso a
servicios financieros con objeto de que las familias de los
migrantes puedan obtener créditos para la inversión.
Otra posibilidad es reducir los costos de transferencias de las
remesas, cosa que, afortunadamente, ya está ocurriendo.



Asimismo, debemos seguir experimentando medios para promover la
participación de los migrantes residentes en el extranjero
en el desarrollo de sus comunidades y países de origen.
Actualmente, varios países están probando distintas
estrategias. Algunos países sudamericanos han articulado
importantes políticas y programas a este respecto, como por
ejemplo Uruguay, Perú, Brasil y Colombia, por no citar
más que algunos. Las actividades comprenden: la
inversión financiera directa de migrantes en los
países de origen; el apoyo de asociaciones de migrantes a
sus comunidades de origen; la transferencia de conocimientos y
competencias a los países de origen mediante redes de
profesionales altamente calificados -inclusive a través de
Internet; el incremento del comercio de bienes étnicos para
el consumo de comunidades de migrantes residentes en el extranjero;
y el fortalecimiento institucional que se efectúa en
términos de recursos humanos mediante las corrientes
migratorias de retorno y aquéllas de orden circular.



Distinguidos delegados:



Tras haber presentado estas ideas generales, quisiera referirme
ahora en el DIÁLOGO DE ALTO NIVEL SOBRE LA MIGRACIÓN
INTERNACIONAL Y EL DESARROLLO. Se trata del primer evento de alto
nivel de las Naciones Unidas consagrado exclusivamente a la
migración y el desarrollo, que ofrece a los Estados una
oportunidad única de no sólo intercambiar las mejores
prácticas en materia de gestión migratoria sino
también de promover la cooperación en esferas
migratorias clave. Como ya señalara anteriormente, este
Diálogo de Alto Nivel tendrá lugar en septiembre de
2006.



La OIM ha identificado algunas cuestiones clave que podrían
ser debatidas en el Diálogo de Alto Nivel, entre las cuales
cabe destacar:



Migración y Desarrollo: El Diálogo de Alto Nivel
puede servir para que se confiera particular atención al
intercambio de prácticas efectivas en el ámbito de la
migración y el desarrollo; se incorpore la migración
en los Objetivos de desarrollo para el milenio (ODM) y en los
Documentos de estrategia de lucha contra la pobreza; se promuevan
los indicadores en materia de migración y desarrollo; se
refuerce el papel económico de la diáspora; y se
fomente el potencial de desarrollo de las remesas.



Migración Laboral: Durante dicho Diálogo, los
países también podrán obrar en aras del
desarrollo de un mercado laboral mundial más efectivo que
invierta en los recursos humanos; proteja y apoye a los
trabajadores migrantes; mejore la seguridad de las transferencias
de remesas al tiempo que rebaja su costo; y analice el papel de la
migración circular.



Derechos Humanos de los Migrantes: En esta esfera los países
pueden aunar esfuerzos con miras a fomentar la comprensión y
velar por que se apliquen las normas jurídicas existentes;
además de promover la integración y lucha contra la
xenofobia y el racismo.



Derecho Internacional sobre Migración: Conjuntamente
podríamos estudiar cómo aprovechar el impulso
político que ofrece el Diálogo de Alto Nivel para
fomentar la conciencia y la puesta en práctica efectiva de
los instrumentos jurídicos internacionales existentes; y
también proveer fortalecimiento institucional a los
países que requieren cooperación técnica con
miras a la aplicación de los instrumentos antedichos.



Gestión de la Migración: También se
podría trabajar en aras de la coherencia en la
formulación de políticas migratorias nacionales; del
fomento del diálogo entre países de envío y de
acogida; del apoyo a los Procesos Consultivos Regionales; del
reforzamiento de la armonización y coordinación entre
organismos (por ejemplo, en el seno del Grupo de Ginebra sobre
Migración). En estas esferas, las mujeres migrantes
deberían desempeñar un papel preponderante y una
función determinante.



Señores delegados:



Para concluir, me es grato observar que esta reunión se
centra en la dimensión del desarrollo de la temática
migratoria. Deseo alentarles a obtener resultados concretos que
puedan servir al debate mundial sobre la migración
internacional y el desarrollo y, en particular, a las
deliberaciones que tendrán lugar en Nueva York en septiembre
próximo. Sea cual fuere la forma de cooperación que
elijan es fundamental que los países de destino, de origen y
de tránsito, trabajen conjuntamente para resolver cuestiones
comunes, tal cual viene haciéndose en el seno de esta
Conferencia Sudamericana.



Esta reunión, y los empeños de la misma, son una
prueba fehaciente de que uno de los medios fundamentales para
encarar los desafíos que trae consigo la migración es
consolidar nuevas alianzas y establecer puentes innovadores.
Nuestro futuro y destino dependerán, en gran medida, de este
tipo de esfuerzos conjuntos y, por ello, no puedo más que
encomiar tanto la visión de esta Conferencia como sus
logros.



Muchas gracias.