El refugio, la alimentación y el trabajo siguen siendo las
necesidades más apremiantes de los más de 1,6
millones de personas obligados a abandonar sus hogares en 2006 tras
el bombardeo de la mezquita de Samarra, en Iraq, acontecimiento que
ha provocado una de las peores crisis de desplazados internos de
los últimos tiempos.

Tras la publicación hoy de los perfiles semestrales sobre
desplazamiento interno en las 18 provincias de Iraq, la OIM ha
descubierto que de manera general estas tres cuestiones siguen
estando entre las principales preocupaciones de las casi 224.000
familias desplazadas que han sido evaluadas hasta el momento.

Las familias desplazadas de Diyala y Bagdad –donde un 58%
y un 60% de ellas respectivamente no cuentan con una fuente de
ingresos- se encuentran en una situación relativamente
cómoda en comparación con familias desplazadas de
otros lugares.  Las cifras de desempleo entre las familias de
desplazados internos es considerablemente más elevada en
otras gobernaciones, siendo Kirkuk (99%), Qadisiya (97%), Basra
(94%) y Wasit (89.4%) algunas de las provincias más
afectadas.

En Anbar, los equipos de supervisión de la OIM han
informado del número cada vez mayor de menores que abandona
la escuela para ayudar a mantener a sus familias ejerciendo la
mendicidad, el comercio a muy pequeña escala o realizando
trabajos esporádicos.

Debido a los escasos ingresos y al continuo aumento de los
alquileres, más de la mitad de las familias desplazadas
evaluadas tienen un miedo constante y agotador a perder el escaso
techo del que disponen.

Los perfiles de la OIM sobre las provincias ponen de manifiesto
la especialmente difícil situación en que se
encuentran los hogares donde el cabeza de familia es una mujer ya
que, en la mayoría de los casos, no pueden mantener ni a sus
hijos ni a ellas mismas.  En Bagdad, más del 90% de las
mujeres cabezas de familia se encuentran en situación de
desempleo.

El promedio de mujeres cabeza de familia en Iraq es de una de
cada diez familias desplazadas aunque algunas provincias presentan
tasas superiores a la media. En Qasidiya, donde el promedio de
familias con una mujer al frente es de un 18%, existe un distrito
con casi un 40% de familias desplazadas dirigidas por una
mujer.  En Diyala, los equipos de supervisión hablan de
una zona donde aproximadamente una cuarta parte de las familias
desplazadas están encabezadas por mujeres, siendo todas
ellas dependientes de la ayuda de la beneficencia para
sobrevivir.

Por consiguiente, la comida se ha convertido en una necesidad
fundamental.  A pesar de que los sistemas de
distribución pública que proporcionan raciones
alimentarias y carburante a los iraquíes llegan a muchos
desplazados, un gran número de familias de las provincias de
Erbil, Sulaymaniyah, Dahuk y Basra no tienen acceso a ella. En
otras provincias, a pesar de que la distribución se lleva a
cabo, se realiza de manera irregular.  En Ninewa, por ejemplo,
un 79,1% de las familias desplazadas reciben comida de manera
irregular mientras que en Qadisiya esta cifra se reduce a
aproximadamente un 53%.

Los informes anecdóticos de los equipos de
supervisión indican que las desplazadas internas son, como
resultado, especialmente vulnerables a convertirse en
víctimas de la prostitución y de la trata.

Asimismo, el agua se está convirtiendo en un importante
problema.  En Muthana, más de la mitad de los
desplazados obtienen agua de ríos, lagos o arroyos, lo cual
supone un gran riesgo para la salud.  El restringido acceso al
agua potable y los consiguientes problemas de salud se han puesto
de relieve también en provincias como Anbar y Kirkuk, donde
la situación se ve exacerbada debido a la distancia a la que
se encuentran las instalaciones sanitarias más cercanas.

No obstante, en zonas como Ninewa y Salah al-din, la
sequía ha provocado más desplazamientos que los actos
violentos.

Los perfiles revelan igualmente un elevado número de
jóvenes entre las poblaciones de desplazados internos. 
Con casi la mitad de la población de desplazados internos
por debajo de los 18 años, la educación se ha
convertido en uno de los principales retos debido a las viejas o
dañadas infraestructuras escolares o a la
superpoblación de las escuelas.  En algunas zonas, como
es el caso de la ciudad de Babylon, una escuela con capacidad para
400 alumnos acoge en la actualidad a 700 menores, obligando al
establecimiento a hacer tres turnos diarios.

Aunque los perfiles de la OIM sobre las provincias se centran en
la situación de los desplazados, identifican igualmente las
necesidades prioritarias de más de 55.000 familias evaluadas
por la OIM que han retornado a sus provincias, ciudades o pueblos
de origen.  Debido a que la gran mayoría de los
retornados regresan a Bagdad, Diyala, Anbar, Kirkuk y Ninewa, sus
inquietudes son parecidas a las de las personas que siguen
desplazadas.

Muchos de los retornados, que no cuentan con un medio de
subsistencia, se han encontrado sus viviendas destrozadas u
ocupadas por otras familias, por ello, entre las principales
necesidades a corto plazo se encuentran la alimentación, los
artículos no alimentarios, el combustible, el refugio y el
empleo.  La situación de estas personas ha realzado la
necesidad de hallar soluciones durables, ya que muchos de estos
desplazados internos afirman que desean retornar a sus hogares.

Los perfiles revelan que, a pesar de una mejor seguridad en gran
parte del país, sin trabajo, sin sus propios hogares, sin la
escolarización de sus hijos, sin un fácil acceso al
agua, la electricidad y la atención sanitaria, la vida para
una gran mayoría de desplazados internos iraquíes,
así como para los que retornan a sus hogares, sigue siendo
un amargo combate.

Para consultar los perfiles, visite: "paragraph-link-no-underline" href=
"http://www.iomiraq.net/iomdmidp.html" target="_blank" title=
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Rex Alamban

OIM Iraq

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E-mail: "mailto:ralamban@iom.int" target="_blank" title=
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