Comunicado
Global

Somalia al borde del colapso: la Directora General Adjunta la OIM Amy Pope pide financiación urgente

Una madre junto a su hijo en el sitio de desplazamiento de Buulo Buf, Baidoa

Una madre junto a su hijo en el sitio de desplazamiento de Buulo Buf, Baidoa, que actualmente alberga a más de 700 personas recientemente desplazadas por la sequía en Somalia. Foto: OIM/Claudia Rosel

La directora general adjunta Pope se encontró con mujeres desplazadas durante su visita a Somalia. Foto: OIM

La directora general adjunta Pope se encontró con mujeres desplazadas durante su visita a Somalia. Foto: OIM

Mogadishu – La crisis en Somalia se está profundizando. Con una inminente quinta estación de lluvias fallida, los actores humanitarios necesitan una mayor cantidad de recursos para poder ayudar a que las comunidades con necesidades logren sobrevivir, reconstruirse y fomentar su resiliencia.

“El tiempo se está acabando para Somalia”, señaló la Directora General Adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Amy Pope, a la ocasión de una visita de cuatro días a Mogadishu y Baidoa.

Las comunidades rurales en Somalia están enfrentando las graves consecuencias de la emergencia climática mientras luchan contra décadas de inestabilidad, enfermedades y crisis económicas. Si no se incrementa la asistencia inmediatamente, un análisis de Seguridad Alimentaria y Nutrición en Somalia proyecta que en octubre la hambruna será una realidad en varias zonas del país.

“La situación en Somalia demanda que el mundo le preste atención urgente, solidaridad y apoyo. Las comunidades que visité han sido devastadas por el cambio climático, a pesar de que Somalia apenas es uno de los países que genera menos emisiones mundiales. Millones de personas no cuentan con agua potable o alimentos. Cientos de miles de personas podrían morir”, agregó.

La última hambruna en Somalia fue declarada en 2011 y se estima que provocó la muerte de alrededor de 250.000 personas. La actual sequía ya se ha llevado las vidas de al menos 730 menores, pero la cifra real podría llegar a ser muy superior, ya que 7,8 millones de personas están afrontando una escasez extrema de alimentos.

Junto al Gobierno Federal de Somalia y sus contrapartes, los equipos de la OIM están trabajando contra reloj para poder llegar hasta las personas más vulnerables, incluyendo a miembros de las comunidades rurales, personas desplazadas internas y migrantes. Los patrones climáticos se vuelven cada vez más difíciles de pronosticar año tras año. La Organización implementa programas a largo plazo con el objetivo de desarrollar la resiliencia de las familias rurales y desplazadas contra futuros desastres vinculados al clima.

“En Baidoa pude reunirme con mujeres desplazadas. A medida que las sequías se volvían más prolongadas y más frecuentes, sus tierras se volvían menos productivas. Muy pronto los acopios de alimentos para sus familias y animales se terminaron mientras los precios en los mercados aumentaban. No tuvieron más opción que la de abandonar sus granjas, la mayor parte de ellas caminaron durante días bajo el sol abrasador. Una joven madre que conocí en el sitio de desplazamiento estaba luchando para poder alimentar a su bebé de seis meses en tanto que otras mujeres me contaron que experimentaron el peor temor que una madre puede experimentar: el de perder un hijo”, dijo la Directora General Adjunta Pope.

La sequía obligó a más de 1 millón de personas a dejar sus casas en busca de agua potable, alimento y servicios humanitarios. Soportando los embates de la crisis, más del 80% de las personas desplazadas son mujeres, menores y ancianos. La mayor parte de estas personas se han asentado en ciudades y pueblos donde los servicios de apoyo ya están sujetos a una gran presión, y la red de saneamiento no es adecuada.

La gestión de campamentos de desplazados es una de los sectores que han recibido menos financiación, lo cual implica que las personas desplazadas no tienen información acerca de cómo acceder a asistencia vital o cómo solicitarla. La joven madre desplazada con la cual habló la Directora General Adjunta ignoraba (hasta que conoció al equipo de gestión de campamentos de la OIM) que podía acceder a atención médica gratuita o a apoyo nutricional para su hijo.

“Sin fondos suficientes, millones de personas en Somalia serán abandonadas a su suerte y padecerán los efectos devastadores del hambre, las enfermedades y el desplazamiento. El impacto de esta crisis será sentido por las próximas generaciones”, concluyó la Directora General Adjunta Pope.

Los donantes han estado apoyando generosamente los esfuerzos para ofrecer respuesta a la crisis, pero los fondos distan mucho de asemejarse a los de 2017, año en que la comunidad humanitaria logró evitar la hambruna por medio de un rápido aumento de la asistencia, lo cual fue facilitado por un gran nivel de asistencia internacional. La OIM ha podido llegar a más de 700.000 personas desde que el año comenzó, pero las necesidades no paran de crecer y muchas personas más necesitan recibir urgente apoyo. La OIM sigue necesitando fondos por un monto superior a los 50 millones de dólares EEUU para cumplir con el objetivo de haber apoyado a 2,5 millones de personas afectadas por la sequía a finales e 2023.

La OIM  ha tenido presencia en Somalia desde 2006 y está comprometida con la tarea de brindar asistencia vital. Pero no podemos hacerlo solos. Ayúdennos a ayudar más. Haga una donación

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Para más información por favor contactar con:

Claudia Rosel, OIM Somalia, Email: cbarrios@iom.int.