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Retornados comparten sus terribles experiencias en la última ‘Conversación sobre Migración’

Biruk relata cómo él dejó su país de origen buscando una mejor vida en Sudáfrica para terminar encerrado en prisión durante seis años en Zambia. Foto: OIM

Nairobi – En un auditorio lleno de gente, dos migrantes retornados comparten sus experiencias: una es una profesional capacitada que cuenta con título universitario, que se las arregla como conserje en una escuela en Marruecos. El otro pudo sobrevivir a seis años de cárcel en Zambia.

Los dos se conocieron en una reunión aquí, la tercera “Conversación sobre Migración” que es una plataforma que surge de una sociedad entre la Organización Internacional para las Migraciones y una universidad privada de Kenia, la United States International University Africa.

La asistencia de reintegración de la OIM para los migrantes que retornan incluye ayuda médica para los que la necesitan, apoyo psicológico, conexiones con oportunidades de empleo, y capacitación para emprendimientos. Otro servicio que se ofrece es seguimiento familiar y reunificación para menores no acompañados.

Desde 2017 la OIM ha adoptado un enfoque holístico de reintegración para los migrantes que también involucra a sus comunidades. Los migrantes aprenden a hablar acerca de sus experiencias de forma tal que eso los ayuda a vencer la vergüenza de haber fracasado – o de haber tenido que vivir cosas aún peores. Para muchos es sumamente difícil enfrentar a las personas a las que creen haberles fallado –amigos, familiares – o a las que le pidieron dinero prestado.

Esto es lo que llevó a Mary, la maestra de grado de Kenia, hasta el podio aquí. Pero a pesar de todo, ella estaba ansiosa por compartir su historia con la audiencia.

Mary descubrió a su llegada a Casablanca que el francés y el árabe eran los principales idiomas hablados en Marruecos. De todos modos, no hablaba ninguno de los dos y por ello el único trabajo que pudo conseguir fue el de limpieza. “Sin importar cuales sean los problemas en tu casas, siéntate”, le dijo a la audiencia que la escuchaba con atención, compuesta principalmente por estudiantes. “Piensen acerca del lugar al que se están dirigiendo y lleven consigo los documentos adecuados”.

Tras dos años en Casablanca, Mary intentó probar suerte en Europa, cuando alguien le dijo que después de todo, “Europa está solamente a 45 minutos de Marruecos”.

De modo que ella abonó 500 dólares a agentes y viajó a Rabat en donde se unió a otros que iban a cruzar el Atlántico rumbo a España.

Pero cambió de idea. “Conocí a personas que estaban aún esperando la oportunidad de irse a Europa luego de seis meses de espera”, explicó Mary.

Y además ella tenía otro motivo: un bote de migrantes rumbo a España acababa de naufragar. Conocía a algunos de los que perdieron la vida en ese incidente. “Me di cuenta de que tal vez yo tampoco llegaría viva a España,” recuerda.

Ahora con la carga de una visa de turista vencida y sin posibilidades de comprar un boleto aéreo a Kenia, Mary buscó ayuda. La Iniciativa Conjunta UE-OIM para la Protección y Reintegración de Migrantes (Iniciativa Conjunta) se hizo presente y le financió el viaje a su casa, y su consiguiente reintegración. Mary ahora está de regreso en su aldea y maneja un negocio de limpieza en seco. “Estoy bien, me he podido recuperar,” dijo.

El retornado de Etiopía Biruk relató cómo dejó su país de origen para intentar una mejor vida en Sudáfrica y lo único que logró fue pasar seis años en una prisión de Zambia.

Su deseo de partir se originó por un rumor que circulaba en su aldea según el cual había un hombre que podía hacer rica a cualquier persona con gran rapidez. Por eso, los padres de Biruk juntaron dinero entre los parientes y pagaron al traficante la suma de 3000 dólares por su hijo, que acababa de terminar el 3º grado, para poder viajar a Sudáfrica. “Dijo que procesaría la visa y me llevaría a Sudáfrica”.

Biruk viajó en avión a Nairobi. Pero al poco tiempo el viaje dio un giro inesperado ya que la travesía a través de Tanzania y de Zambia se realizó principalmente de noche y por el monte, a veces en camiones llenos de personas o en contenedores en los que casi no se podía respirar. El hambre, la sed, y el miedo permanente fueron los compañeros habituales.

Luego ocurrió el arresto en Zambia, y Biruk se encontró en un grupo de etíopes, pakistaníes y bangladesís que fueron sentenciados a 15 años de prisión. Fue liberado a los seis, gracias a la intervención de la OIM.

La Iniciativa Conjunta también lo asistió para que pudiera comenzar nuevamente. Regresó a su hogar y allí se encontró con que sus padres habían fallecido y que sus hermanos habían vendido o dividido las propiedades dejándolo a él desamparado y obligándolo a vivir de la generosidad de amigos y de extraños.

Inmediatamente después de retornar, la Iniciativa Conjunta registró a Biruk en su programa de reintegración. A raíz de ello, ahora ha podido dar trabajo a cuatro personas en sus dos barberías.

La plataforma compartida por Mary y por Biruk es una instancia en la cual la OIM y la universidad han colaborado por segunda vez. La iniciativa fue establecida en 2017 y es descripta por Julia Hill-Mlati, Funcionaria de Desarrollo Regional de Proyecto de la OIM, como un ejemplo del modo en el que la ONU puede trabajar junto a los académicos.

La vicecanciller adjunta de la universidad (para asuntos académicos y estudiantiles), Profesora Ruthie Rono, dice que “son muy afortunados de poder contar con esa sociedad con la OIM”.

Para mayor información por favor contactar a la Oficina Regional de la OIM en Nairobi: Wilson Johwa, Tel:  +254 20 4221 112, Email: wjohwa@iom.int