Comunicado
Global

Migrantes desaparecidos en el Mediterráneo: atención a la crisis humanitaria

Alemania - En el año 2015 y en la primera mitad de 2016, más de 6.600 refugiados y migrantes se ahogaron o desaparecieron en el Mediterráneo después de que sus barcos naufragaran en el trayecto hacia Europa. La crisis persiste.

Un nuevo informe sobre los migrantes desaparecidos en el mar Mediterráneo y la atención a la crisis humanitaria, publicado por la Universidad de York, la City University London y el Centro de Análisis de Datos de la OIM sobre la Migración Mundial en Berlín, revela que muchos de los cuerpos nunca son identificados y que las familias en el lugar de origen jamás se enteran de lo que ocurrió a sus seres queridos.

“Detrás de la catástrofe visible de los naufragios y muertes en el Mediterráneo está la catástrofe invisible del rescate de los cuerpos sin que se haga lo suficiente para identificarlos e informar a sus familias”, señaló el Dr. Simon Robins, autor principal del informe e investigador de alto nivel en el Centro de Derechos Humanos Aplicados de la Universidad de York.

“Esto es devastador para las familias de los fallecidos en el lugar de origen y es una especie de tortura para las familias que permanecen atrapadas entre la esperanza y la desesperación, sin la certeza de que volverán a ver a sus seres queridos y sin saber si deben perder la esperanza o si deben seguir adelante con su vida”.

“Más que nada estas personas desean saber si sus seres queridos están vivos o muertos. Si murieron, la familia quiere repatriar sus restos mortales para enterrarlos debidamente en su comunidad”.

El informe detalla los resultados del Proyecto Migrantes Desaparecidos en el Mediterráneo, financiado por el Consejo de Investigación Económica y Social del Reino Unido (ESRC por sus siglas en inglés), que se publicó en el marco de un programa más amplio de investigación del ESRC de 1 millón de libras esterlinas, en respuesta a la crisis humanitaria en curso.

Durante un período de 12 meses, un equipo de investigadores trabajó en la isla griega de Lesbos y en Sicilia, Italia –los dos principales puntos de entrada de migrantes y refugiados en Europa, donde muchas embarcaciones con migrantes se han hundido en los últimos años– y observaron la forma en que las autoridades se ocupan de los cuerpos de los migrantes.

Se entrevistó a una serie de actores pertinentes, tales como empleados de autoridades locales, organizaciones no gubernamentales, guardacostas, médicos forenses y personal de funerarias, así como familias de migrantes desaparecidos de Túnez, Siria e Iraq, para conocer su experiencia.

Lo que se encontró fue alarmante. El número de llegadas y muertes de migrantes ha desbordado a las autoridades locales y sus recursos limitados, sobre todo en Grecia, un país devastado por la crisis económica.

Como resultado, los esfuerzos para determinar la identidad de los migrantes muertos han sido insuficientes. Las investigaciones oficiales han sido limitadas y con frecuencia defectuosas. Los efectos personales de los refugiados que se encuentran en las playas no se han recogido de forma sistemática ni se han almacenado para apoyar la identificación, y los sobrevivientes de los naufragios no han sido entrevistados metódicamente acerca de las personas fallecidas.

Además, hay problemas de gestión de datos de los cuerpos. En Italia, por ejemplo, cada región almacena los datos de forma independiente. En Grecia, a pesar de que se toman muestras de ADN de los cadáveres y se almacenan de forma centralizada, no hay manera de vincular la mayoría de los cuerpos enterrados en un cementerio de Lesbos con una muestra de ADN que se tomó en Atenas, porque hasta hace poco los cuerpos no eran etiquetados de forma coherente.

“Según la ley internacional de derechos humanos, todos los Estados tienen la obligación de investigar toda muerte sospechosa”, explicó el Dr. Robins. “Sin embargo, encontramos que en muchos casos no se investigaban las muertes de migrantes”.

“Pensemos en la cantidad de recursos y la atención que se ha prestado a la búsqueda de las víctimas del desastre del vuelo MH370 de Malaysia Airlines. La cantidad de migrantes fallecidos en los últimos 18 meses equivale a unos 13 aviones jumbo, pero los medios de comunicación no han prestado mayor atención al tema y los esfuerzos realizados para determinar las identidades de los fallecidos han sido insuficientes”.

El principal problema identificado por los investigadores en su informe es la falta de una política coherente y coordinada en relación con los migrantes fallecidos, tanto en Grecia como en Italia. El vacío de políticas a nivel nacional significa que los municipios y las autoridades locales están desbordados y carecen de las capacidades o los recursos financieros para hacer frente este tipo y volumen de crisis humanitaria.

Hay un gran número de organismos con mandatos que se traslapan y no se logran coordinar entre sí, por lo que nadie está seguro de sus responsabilidades. Los diferentes organismos estatales y locales que participan reciben poco apoyo de los gobiernos nacionales o de la Unión Europea.

En Italia, un Comisionado Especial para Personas Desaparecidas realizó la investigación sobre tres naufragios a gran escala y –a través de acuerdos con los actores pertinentes, incluidos expertos forenses y la policía– fue apoyado con los recursos para llevar a cabo un trabajo de primera en la recolección de datos relacionados con los cuerpos. En adelante, el reto en Italia es ampliar estos esfuerzos a todas las muertes de migrantes.

Tanto en Grecia como en Italia, los esfuerzos para ponerse en contacto con las familias de los desaparecidos se han frustrado en gran medida, y por consiguiente se han recogido datos escasos de las familias de los migrantes desaparecidos, lo que ha impedido las identificaciones. Como resultado de lo anterior, los cuerpos se han enterrado sin identificar y con pocas perspectivas de que se puedan identificar en el futuro.

Esto es un ejemplo para Grecia, que requiere que una sola organización coordine una serie de organismos que actualmente operan con mandatos que se solapan y que a menudo son inadecuados.

Otro problema es la ausencia de un mecanismo internacional para el intercambio de información sobre migrantes fallecidos y personas desaparecidas, a manera de cotejar estos datos para llevar a cabo las identificaciones. Lo que esto significa es que no hay un punto de contacto en Europa para aquellas familias que buscan a algún ser querido que podría haber perecido en la travesía por el Mediterráneo.

Otro obstáculo es que las familias que buscan a personas desaparecidas a menudo ni siquiera pueden viajar a los Estados europeos para identificar a su pariente. Es difícil obtener una visa para entrar en la UE, y no existe una visa humanitaria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para mejorar la situación? Los autores sugieren una serie de maneras en que los Estados pueden mejorar sus procedimientos para identificar a las personas que se ahogaron en el mar.

“Consideramos que Italia y Grecia tienen la obligación legal de investigar y la obligación moral con las familias de los fallecidos, lo que no se está cumpliendo”, enfatizó el Dr. Robins.

“Además, es necesario hacer un mayor esfuerzo para contactar a las familias de los migrantes. La participación de las familias ayudaría a los investigadores a hacer las identificaciones, ya que podrían aportar información que se podría confrontar con los datos tomados de los cuerpos de los fallecidos. Más que esto, las familias podrían quedar en el centro de los esfuerzos para hacer frente a la cuestión. Las familias de migrantes desaparecidos viven todos los días en incertidumbre: los Estados europeos tienen la obligación moral y legal de hacer esfuerzos por poner fin a su sufrimiento”, añadió.

Para descargar el informe, por favor dirigirse a la página web del proyecto: www.mediterraneanmissing.eu

Para obtener más información, por favor ponerse en contacto con la OIM GMDAC en Berlín, Sabine Schneider, Tel. 49.3027877817, Email: sschneider@iom.int o Adrián Carrasco Heiermann, Email: aheiermann@iom.int o el Dr. Simon Robins de la Universidad de York, Email: simon.robins@york.ac.uk