Comunicado
Global

Los campamentos de refugiados rohingyas comienzan a usar gas licuado de petróleo y a reforestar para intentar salvar los agotados bosques de Bangladesh

El gas licuado de petróleo ha logrado reducir la demanda de leña por parte de los refugiados rohingyas que se encuentran en los campamentos de Bangladesh. Foto: OIM

Cox’s Bazar – Khair Hussein recuerda cuando cocinar una comida significaba realizar una caminata que le hacía doler la espalda, por una ladera escarpada y polvorienta, para poder juntar leña en un monte cercano. No está muy segura de qué cosa era peor – si el calor sofocante de la temporada seca o el espeso lodo de la temporada de lluvias que hacía que muchos caminos se volvieran intransitables. A medida que el tiempo pasó, el monte se redujo y el precio de la leña que se vendía se duplicó.

A mediados de 2017 la violencia en Myanmar llevó a casi un millón de rohingyas hacia las laderas previamente deshabitadas de Cox’s Bazar. Las familias que estaban desesperadas por conseguir combustible para poder cocinar las raciones que recibían de las agencias de asistencia exploraban la zona buscando leña. El resultado de esto, de acuerdo con la OIM, fue la deforestación de cerca de 7.000 hectáreas.

La temporada de ciclones y monzones se acerca con rapidez y la existencia de un paisaje despojado de árboles en los campamentos y sus alrededores tiene implicancias verdaderamente serias. La erosión del suelo es un problema cada vez mayor y está siempre presente el riesgo de mortales aludes provocados por las copiosas lluvias.

En 2018 la comunidad humanitaria en Cox’s Bazar se metió de lleno en la resolución del problema, lanzando programas destinados a reducir la necesidad de leña y procediendo a plantar nuevamente árboles en los campamentos y sus alrededores.

La OIM, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por su sigla en inglés) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP por su sigla en inglés), lanzó el Proyecto “Safe Plus” – destinado a proveer a los refugiados y a las comunidades locales cocinas que funcionan a base de gas licuado de petróleo y combustible, mientras las zonas deforestadas comienzan a recuperarse.

En el marco de este programa, los refugiados y los aldeanos reciben estas cocinas, garrafas de gas y tienen asimismo la posibilidad de recargarlas. Cerca de 45.000 cocinas que funcionan con gas licuado de petróleo han sido distribuidas, y se espera poder llegar a la cifra de 80.000 en el mes de junio.

Patrick Charignon, que encabeza la unidad de la OIM a cargo de supervisar el Safe Plus, dice que el proyecto ha sido muy exitoso, pero su plan de trabajo de tres años sufre escasez de fondos en un porcentaje del 30%. También pone de relieve la importancia de hacer esfuerzos en paralelo, en sociedad con la FAO, para volver a plantar árboles dentro del campamento y sus alrededores. “La iniciativa funciona porque aborda tanto la demanda de leña como la rehabilitación de los bosques de la zona,” dijo.

La reforestación es esencial para poder combatir la peligrosa erosión del suelo ocasionada por las fuertes lluvias de los vientos monzones. El pasto Vetiver y Broom así como otros árboles indígenas pueden servir para proteger las laderas y mantener el suelo intacto. Otras plantas y árboles también pueden usarse para medicinas, de acuerdo con lo que dice uno de los funcionarios del programa de la OIM de nombre Saiful Fuad. 

“El proyecto ha trabajado junto a las autoridades locales para determinar cuáles serían las mejores plantas y árboles para la zona. Uno de ellos es el árbol Neem, el cual brinda el famoso aceite aromático que se utiliza en medicinas en el sur de Asia. También pensamos plantar teca. Bangladesh cuenta con madera teca cuya alta calidad es reconocida en todo el mundo,” dijo.

Pero admite que algunos árboles y plantas simplemente no prosperan en el singular ecosistema de Cox’s Bazar. “El eucalipto, que es muy común en muchas zonas tropicales que tienen suelos bastante pobres, posee raíces que son demasiado débiles para soportar los vientos. Los pájaros no construyen nidos sobre el eucalipto,” acotó.

El programa de gas licuado de petróleo ha sido recibido en todas partes de forma muy positiva tanto por los refugiados como por las comunidades locales, puesto que dicen que reduce el consumo de leña y además hace que el aire sea más limpio tanto en sus casas como en el campamento. También reduce el riesgo de violencia para las mujeres que se ven obligadas a caminar grandes distancias, lejos de los campamentos, para poder juntar la leña que es cada vez más escasa.

“La madera se ha vuelto también más y más cara y por ello el gas licuado de petróleo es ahora una de nuestras máximas prioridades,” dijo Khair, quien huyó en 2017 de la aldea en la que vivía con su familia de seis integrantes en Thin Baw Kwey, Myanmar.

Para mayor información por favor contactar a George McLeod en la OIM Bangladesh, Tel: + +880 18 7071 8078, Email: gmcleod@iom.int