Moscú/Nur Sultan –  La pandemia de COVID-19 está teniendo un profundo impacto en Asia Central y en la Federación de Rusia, en donde la migración influencia todos los aspectos de la vida cotidiana.  

Miles de migrantes se encuentran varados debido a las restricciones a los viajes. Los flujos de remesas – el combustible de varias economías regionales- se han desacelerado y ahora se dan con gran lentitud.  

Asimismo, se han perdido cientos de miles de empleos en el exterior y millones de familias están en peligro de caer en la pobreza extrema. Los migrantes que logran volver a sus hogares se encuentran sin trabajo, debiendo padecer situaciones de estigmatización y de una potencial agitación social.  

La faz económica y social de una sexta parte de la superficie del mundo ha cambiado de manera dramática, y la recuperación llevará muchos años.  

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) hizo ayer (14/05) un llamamiento urgente solicitando 7 millones de dólares para aliviar el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre las comunidades de migrantes en seis países (Kazajistán, Kirguistán, la Federación de Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, y Uzbekistán) hasta finales de 2020. 

Más de 100 personas participaron en el lanzamiento virtual en representación de donantes, embajadas, expertos en migración y gobiernos, junto a personal de alto rango de la OIM en Viena, Moscú, Nur Sultan y otras capitales regionales.  

A nivel mundial, la OIM ha lanzado un Plan Estratégico de Preparación y Respuesta por 499 millones de dólares a fin de responder a la mayor crisis de movilidad de nuestro tiempo. 

Mientras tanto, la lucha contra la propagación de la pandemia no se detiene. Se necesita una gran cantidad de recursos para poder cuidar a los enfermos y asegurar que se tomen las medidas adecuadas para poder aplanar la curva de la pandemia. En una de las regiones del mundo con mayor nivel de movilidad, en donde millones emigran entre Asia Central y la Federación de Rusia por motivos laborales – más del 80% de los migrantes encuestados por la OIM y sus socios informan que han perdido sus ingresos o que los mismos se han reducido.  

Su nivel de vulnerabilidad ha aumentado dramáticamente. “Sabemos por crisis anteriores que los migrantes son víctimas de explotación sin ninguna piedad, que sus salarios sufren recortes o que son amenazados con ser denunciados a las autoridades”, dijo Dyane Epstein, Directora Regional de la OIM para Europa del Sudeste, Europa del Este y Asia Central. “Algunos serán empujados hacia la economía en negro, en donde son explotados aún más, comprometiendo su salud mental y física”.  

La OIM está planeando brindar apoyo a las comunidades y gobiernos que se están ocupando de manejar el impacto producido por estos cambios en los mercados de trabajo y que han provocado una reducción muy severa de los flujos de remesas. “Nuestra investigación inicial demostró que más del 90% de los migrantes laborales no podrán enviar remesas a sus hogares”, advirtió el Coordinador Sub-regional para Asia Central, Zeynal Hajiyev. “No cuentan con ahorros y las industrias de las cuales dependen ahora se encuentran paralizadas”.  

“Esta es una crisis que se presenta con total claridad”, destacó el Jefe de Misión de la OIM en la Federación de Rusia, Abdusattor Esoev. “Un 60% de los migrantes nos ha dicho que no pueden pagar la renta, en tanto que un 40% no puede comprar comida. Millones de personas están tambaleando en el borde. Podemos darles una red de seguridad, pero el momento de actuar es ahora”.  

El llamamiento podrá descargarse aquí.    

Ver el mensaje en video del Jefe de Misión de la OIM en la Federación de Rusia, Abdusattor Esoev.   

Para más información por favor contactar a Joe Lowry, OIM Viena, Tel: +436603776505, Correo electrónico: jlowry@iom.int