Comunicado
Global

Las Agencias de la ONU y el Gobierno distribuyen estufas a base de gas licuado de petróleo entre los refugiados rohingyas y los pobladores bangladesí para intentar salvar los bosques que aún quedan en pie

Cox’s Bazar – Las Agencias de Naciones Unidas y el gobierno en Cox’s Bazar, Bangladesh, han lanzado un proyecto medioambiental de gran envergadura destinado a entregar estufas a base de gas licuado de petróleo (LPG por su sigla en inglés) y garrafas de gas a cerca de 250.000 familias con el fin de ayudar a prevenir una ulterior deforestación a causa de la crisis de los refugiados rohingyas.

En el lanzamiento oficial de la fase uno del proyecto, la cual tuvo lugar en el día de ayer (16/08), más de 300 aldeanos locales identificados por los funcionarios locales como extremadamente vulnerables y con necesidad de recibir apoyo fueron los primeros en recibir sets de estufas y garrafas. Miles más serán distribuidos entre los refugiados rohingyas y otras familias de las comunidades de acogida en los meses venideros.

Esta iniciativa relacionada con este combustible alternativo está siendo organizada por la OIM en su calidad de Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM), por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y por el ACNUR o Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, los cuales han trabajado conjuntamente con el Ministerio para la Gestión de Desastres y Provisión de Asistencia de Bangladesh (MODMR por su sigla en inglés) y por el Comisionado para la Repatriación de Refugiados y Provisión de Asistencia (RRRC por su sigla en inglés).

Al lanzamiento concurrieron funcionarios de Bangladesh de alto rango, tales como Mohammad Abul Kalam quien se desempeña como Comisionado para la Repatriación de Refugiados y Provisión de Asistencia, el Comisionado Divisional para Chittagong Mohammad Abdul Mannan, y el Comisionado Adjunto para Cox’s Bazar Mohammad Kamal Hossain.

En Cox’s Bazar había importantes zonas con bosques protegidos y un valioso hábitat de vida silvestre. Pero con la llegada de 700.000 refugiados rohingyas que escapaban de la violencia en Myanmar el año pasado, se produjo una deforestación masiva ya que las familias en estado de desesperación comenzaron a cortar árboles y a despejar terrenos para poder instalar sus albergues temporarios.

Debido a que los refugiados y muchos aldeanos locales dependían casi totalmente de la leña para cocinar alimentos, los daños causados no se han detenido y los bosques están siendo cortados en un promedio de 700 toneladas métricas – el equivalente a aproximadamente cuatro  canchas de fútbol – de árboles por día. Si la tala continúa a esa velocidad, la zona forestal estará completamente destruida a finales del 2019, de acuerdo a estimaciones de la ONU.

“Este es un proyecto vitalmente importante que no solamente ayudará a mitigar y redirigir la deforestación y el daño medioambiental sino que también jugará un papel sumamente importante en el mejoramiento de la salud y de la enfermedad en las comunidades locales y de refugiados,” sostuvo Sanjukta Sahany, a cargo del equipo de transición y recuperación de la OIM en Cox’s Bazar.

El humo de la leña que es quemada en los hogares y en los albergues sin contar con una ventilación adecuada también constituye una causa significativa de problemas de salud, en especial entre las mujeres y los niños, que pasan mucho tiempo adentro.

La dependencia de la leña ha también originado preocupaciones acerca de la protección de las personas puesto que la mayor parte de la recolección de leña la hacen los niños, quienes deben alejarse bastante de sus lugares para encontrarla ya que la superficie de los bosques se ha reducido considerablemente. La competencia para encontrar leña, un recurso que cada vez es más escaso, también origina conflictos entre los refugiados y las comunidades locales.

“Frenando la extracción de leña de los bosques que aún quedan nos permite proteger, re ingresar nuevas especies y volver a plantarlas,” explicó Peter Agnew, coordinador de respuesta de emergencia de la FAO en Cox’s Bazar. Advirtió que el proyecto de combustible alternativo es parte del proyecto de mayor envergadura denominado SAFE Plus, que ha sido diseñado para mejorar los medios de subsistencia de las comunidades de acogida, y a la vez, la seguridad integral en materia de alimentos, como así también la resiliencia de los refugiados, empoderándolos por medio del desarrollo de sus habilidades.

“En los próximos tres años, varios miles de personas pertenecientes a las comunidades locales y de refugiados tendrán oportunidades en relación a los medios de subsistencia, pues podrán trabajar en la rehabilitación forestal en el marco del proyecto SAFE Plus, en coordinación con el departamento de silvicultura,” dijo.

Para mayor información por favor contactar a Fiona MacGregor en la OIM Cox's Bazar, Tel. +8801733335221, Email: fmacgregor@iom.int