Comunicado
Global

La OIM monitorea las llegadas a Italia durante la actividad intensa de tráfico ilícito de personas en el Mediterráneo esta semana

Italia - Un equipo de la OIM ha entrevistado a decenas de migrantes llegados de Libia esta semana, en su mayoría africanos.

En febrero de 2015, la OIM ha registrado la llegada a Italia de unos 4.300 migrantes, 3.800 de ellos entre el viernes 13 y el martes 17.  En su mayoría se trata de migrantes subsaharianos, aunque, según informó la OIM, en las últimas 24 horas también ha habido sirios y eritreos.

Los migrantes fueron rescatados y trasladados a los puertos de Lampedusa, Pozzallo, Augusta, Porto Empedocle, Trapani (Sicilia) y Calabria en la parte continental.

Desde el domingo pasado, 15 de febrero, un total de 1.215 migrantes desembarcaron en Lampedusa con ayuda de al menos seis diferentes misiones de rescate de la Guardia Costera de Italia, la Armada, la Guardia di Finanza y buques mercantes.  En su mayoría fueron rescatados a 100 millas náuticas al sur de Lampedusa.

Entre las personas que llegaron a Lampedusa había una bebé de tres meses de edad.  Su madre somalí describió a la investigadora de la OIM, Marzia Rango, los detalles de una travesía difícil a través del desierto para llegar a Libia.

La madre dio a luz en Libia en lo que los migrantes denominan una “casa de conexión”, donde permaneció tres meses y fue sometida a malos tratos por parte de los traficantes ilícitos de personas.  Además, relató a la OIM que presenció la muerte de varias personas cuando atravesaban el desierto.  Sus cuerpos fueron abandonados.

Asimismo, miembros del personal de la OIM entrevistaron a un niño sirio de 15 años que viajaba solo y que comentó que se dirigía a Alemania.

Desde el sábado pasado, 14 de febrero, 1.394 inmigrantes desembarcaron en Sicilia occidental con ayuda de siete diferentes misiones de rescate.  Entre el 15 y el 17 de febrero, unos 839 inmigrantes desembarcaron en Sicilia oriental (Pozzallo y Augusta).

Estos migrantes procedían sobre todo de países subsaharianos y Somalia y entre ellos había mujeres y menores no acompañados.  Todos llegaron a salvo a la costa de Italia.  No se informó de muertes entre las personas que emprendieron el viaje en la oleada de esta semana.

Las historias de viaje varían considerablemente.  Hubo familias sirias y palestinas que utilizaron la ruta a través de Sudán, llegando a Jartum en vuelos provenientes de Ammán, Beirut o Estambul, y luego atravesaron el desierto de Libia.  Esta ruta es ahora una de las pocas abiertas a sirios y palestinos, desde que el Gobierno de Argelia dificultó a estas nacionalidades la obtención de visas.  Por lo tanto, la ruta a través de Argelia fue reemplazada por una ruta alternativa a través de Sudán.

Los períodos y condiciones de permanencia en Libia también son muy variados y según informes de los migrantes pueden oscilar entre cinco días y dos años, mientras esperan su partida rumbo a Europa.  Sobre sus condiciones de estadía, todas las personas entrevistadas describieron una situación de guerra real.  Actualmente, Trípoli está bajo ataque, y muchos migrantes informaron que es demasiado peligroso tratar de permanecer en la ciudad.

En Lampedusa, algunos recién llegados informaron que los traficantes ilícitos les cobraron solo USD 400 para ocupar un espacio en los pequeños botes inflables que las bandas de traficantes han utilizado en esta última oleada de travesías.  Otros se quejaron de haber permanecido detenidos durante un mes en “casas de conexión” en Libia, a veces con hasta con otros 100 detenidos, hacinados en una o dos habitaciones y compartiendo un solo retrete.

De acuerdo con un registro compilado esta semana, los 514 eritreos –97 de los cuales eran mujeres o menores de edad– integraron el mayor contingente nacional procesado en Lampedusa.  El segundo grupo más numeroso procedía de Senegal, con 123 adultos y 12 menores de edad; los somalíes (123), nigerianos (112), palestinos (76), malienses (56) y migrantes de Côte d’Ivoire (50) conformaron los otros grandes grupos.  Además, en esta última oleada hubo ciudadanos de Benín, Burkina Faso, Ghana y Gambia.

Migrantes que llegaron a Sicilia oriental narraron al personal de la OIM que pagaron a los traficantes ilícitos entre USD 700 y USD 1.000 por persona para emprender el viaje.  Los sirios informaron haber pagado hasta USD 1.500 por persona, pero que el precio se pudo reducir debido a las condiciones climáticas extremas.

“Libia es muy peligrosa para los migrantes y la situación sigue en deterioro”, declaró el Director de la Oficina de Coordinación de la OIM para el Mediterráneo en Roma, Federico Soda.  “Es urgente ayudar a estas personas, para rescatarlas de inmediato tras su partida, ya que es entonces cuando se encuentran atrapadas en la crisis y son las víctimas más vulnerables” .

Muchos explicaron al personal de la OIM que venían directamente de los centros de detención, que se vieron obligados a pagar a los guardias para ser liberados y que, luego, los guardias los llevaron al punto de donde zarparían.  Según sus relatos, fueron llevados a la ciudad costera de Garabouli, a 15 km de Trípoli.  Muchos dijeron que allí se embarcaron en lo que describieron como “botes de plástico” hacinados que transportaban a un total de entre 90 y 120 personas.

Un joven de 17 años de edad, originario de Gambia, explicó a la OIM que trabajó en Libia durante más de un año y que envió remesas a su familia, pero que luego abandonó el país porque la situación se ha vuelto insostenible dado que los migrantes y en especial los procedentes de África subsahariana son víctimas constantes de violencia y extorsión.

“Los testimonios confirman que los traficantes son cada vez más violentos con los migrantes, en los puntos de salida y mientras permanecen en las llamadas ‘casas de conexión’ antes de su partida, donde esperan durante días o semanas antes de embarcarse”, agregó Soda.

Un adolescente de Guinea Bissau describió a la OIM su viaje a Libia a través de Senegal, Malí, Burkina Faso y Níger.  Relató que militares libios le robaron su teléfono en la frontera y que pasó tres meses en el país, mientras que era explotado en obras de construcción.  Además, describió las condiciones de vida terribles en Libia, donde fue testigo del asesinato de tres compañeros a manos de sus explotadores y donde él mismo fue atacado en varias ocasiones.  “No le deseo ni a mi peor enemigo que venga a Libia”, concluyó.

La OIM trabaja en el sur de Italia junto al ACNUR, Save the Children y la Cruz Roja de Italia en el marco del Proyecto Praesidium, financiado por el Ministerio del Interior de Italia y la Comisión Europea.  La OIM supervisa los procedimientos de recepción, ofrece asesoría legal a los migrantes y apoya a las autoridades en la identificación de grupos vulnerables, tales como las víctimas de trata y los menores no acompañados.

Para obtener más información, por favor ponerse en contacto con

Flavio Di Giacomo

en la OIM de Italia

Tel: +39 347 089 8996

Email: fdigiacomo@iom.int