Con motivo de la XIX Conferencia Internacional sobre el Sida, que
comienza este fin de semana en Washington D.C., la OIM ha hecho
saber que, a pesar de los compromisos políticos al
más alto nivel para hacer frente a las vulnerabilidades de
los migrantes y poblaciones móviles a cuestiones de salud y
VIH, este colectivo sigue careciendo de acceso a los servicios
relacionados con el VIH en la mayoría de los
países.  Esta preocupante omisión, en un mundo
cada vez más dependiente de la movilidad humana, requiere la
adopción de medidas urgentes.

“Los migrantes han demostrado una y otra vez el impacto
positivo de sus contribuciones al desarrollo de sociedades y
economías.  Su exclusión de los servicios y
políticas de salud no solo constituye la denegación
de un derecho humano, sino también un torpe ejemplo de
complacencia hacia los miedos y la percepción que la
población tiene de los ellos como una carga para los
servicios sociales”, asevera el Director General de la OIM,
William Lacy Swing.

“Ha llegado la hora de que los países se muestren
audaces, adopten medidas y defiendan el principio del derecho
universal a salud”, añade el Embajador Swing.

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Durante la semana que durará la conferencia, la OIM
participará en una serie de actos de alta visibilidad en los
que intercambiará mejores prácticas a la hora de
abordar las vulnerabilidades específicas relacionadas con el
VIH que afectan a los migrantes y a las poblaciones
móviles.

El domingo 22 de julio, se celebrará una reunión
titulada  Respuestas al VIH y a la migración en
países occidentales industrializados: retos actuales,
prácticas prometedoras y rumbo futuro, el primero organizado
por la OIM, que contará con la colaboración de la
Agencia Canadiense de Salud Pública, los Centros para el
control y la prevención de enfermedades de EE. UU. y el
Centro Europeo para el Control y la Prevención de
Enfermedades.

 

En él se analizarán las dificultades relacionadas con
el seguimiento del VIH entre la población migrante y con la
prestación de programas y servicios adoptados a migrantes
seropositivos en América del Norte y Europa.

“Los debates mantenidos durante este acto
examinarán las prácticas y oportunidades prometedoras
de colaboración y fortalecimiento de las respuestas a los
desafíos en materia de migración y VIH en los
países occidentales industrializados.  Los
participantes explicarán a través de ejemplos
cómo se aplica la Resolución de 2008 de la Asamblea
Mundial de la Salud sobre la Salud de los Migrantes en Europa y
América del Norte”, aclara Barbara Rijks, coordinadora
del programa de migración y salud de la División de
Migración y Salud de la OIM.

Si bien los países occidentales industrializados suelen
presentar tasas bajas de prevalencia del VIH, algunas poblaciones
nacidas en el extranjero son especialmente vulnerables a los
riesgos de infección y transmisión del virus.

En los Estados Unidos, los habitantes nacidos en el extranjero
suelen carecer de seguro médico y, por ende, de
atención médica básica, incluida la
atención al VIH.

En Canadá, se estima que la nueva tasa de contagio entre
personas nacidas en países endémicos de VIH es 8,5
veces superior a la de otros canadienses.  Muchos son
seropositivos sin saberlo, lo que indica que esta población
no accede a las pruebas de detección del VIH.

Los datos permiten pensar que, tanto en América del Norte
como en Europa, muchos migrantes de países endémicos
contraen el virus una vez en el país de destino.

 

“Estos hallazgos tienen importantes consecuencias para las
respuestas programáticas al VIH en los países donde
gran parte de los nuevos casos de contagio se dan entre poblaciones
migrantes, e incluso podrían requerir que los países
destinen sus gastos hacia aquellas estrategias de prevención
con un mayor efecto para frenar la epidemia”, añade
Rijks.

La segunda sesión paralela, En busca de soluciones:
aplicación de la Declaración sobre el Sida y la
Tuberculosis en el sector minero en África meridional,
será organizada por la oficina regional de la OIM en
Sudáfrica, en colaboración con la Comunidad de
África Meridional para el Desarrollo (SADC) y la
Asociación Alto a la Tuberculosis de la OMS.  En ella
participarán el actual Ministro africano de Salud y su
antecesor, un antiguo minero aquejado de tuberculosis
polifarmacoresistente, representantes del sector privado y socios
en desarrollo.

Esta, que tendrá lugar el martes 24 de julio,
presentará una visión general de los retos y
oportunidades que traerá consigo la próxima
Declaración de la SADC sobre la tuberculosis en el sector
minero.  Tan solo en Sudáfrica, más de un tercio
de los mineros son de países vecinos, siendo Lesotho,
Mozambique y Swazilandia los principales países de
origen.

Los mineros en África meridional, en especial los que
trabajan en minas de oro, presentan las tasas más elevadas
de tuberculosis en el mundo debido al gran número de
infecciones por VIH, a la vida en condiciones de hacinamiento y a
la exposición al polvo de sílice.  La tasa de
tuberculosis es tres veces mayor entre los trabajadores con
silicosis.

Además, la probabilidad de contraer tuberculosis es de 20
a 30 veces superior entre los seropositivos.  Muchas empresas
mineras realizan sus propios estudios de prevalencia al VIH de
forma regular, que suelen indicar elevados niveles entre los
trabajadores.  Por ejemplo, los estudios realizados en
Sudáfrica por AngloGold Ashanti estimaron en un 30% la
prevalencia del VIH entre su plantilla y, en 2008, Goldfields la
estimó en un 33,5%.

 

“Se trata de algo regional. La industria minera en
Sudáfrica depende enormemente de trabajadores migrantes de
países vecinos. Los hombres que migran para trabajan en las
minas son los que mayor riesgo corren de contraer tuberculosis,
así como sus familias una vez que estos empiecen a hacer
viajes entre su hogar y el lugar de trabajo”, explica Erick
Ventura, coordinador regional de migración y salud de la OIM
en África meridional.

 

Para más información, póngase en contacto
con

 

Niurka Pineiro

OIM Washington D.C.

Tel.: + 1 202 862 1826 Ext. 225

E-mail: "mailto:npineiro@iom.int">npineiro@iom.int