Comunicado
Global

Informe de la ONU: la Covid-19 podría forzar más desplazamientos mientras el hambre crece en las comunidades de migrantes y desplazados

Desplazados internos llegan al campamento de Doloow en Somalia, donde las sequías de los últimos años han provocado un aumento de los movimientos de personas y la escasez de alimentos. Foto: OIM / Muse Mohammed. 

Ginebra/Roma– Según un nuevo informe, el hambre y el desplazamiento de las poblaciones en todo el mundo – que ya se encontraban en niveles récord cuando comenzó la pandemia de COVID-19- podrían aumentar aún más, mientras que las personas en movimiento y que dependen de flujos de remesas cada vez menor, buscan desesperadamente trabajo para poder brindar apoyo a sus familias.

El Informe – el primero de su clase – fue difundido hoy por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, y muestra cómo la pandemia ha impulsado la aparición de la inseguridad alimentaria y ha aumentado la vulnerabilidad entre los migrantes, las familias que dependen de las remesas y las comunidades forzadas a abandonar sus hogares debido a conflictos, violencia y desastres.

Las dos agencias de Naciones Unidas advierten que los daños sociales y económicos de la pandemia podrían ser devastadores y hacen un llamamiento a todo el mundo para prevenirlos, redoblando los esfuerzos para responder de manera inmediata a las necesidades humanitarias cada vez mayores, abordando los impactos socioeconómicos de la crisis y asegurando que los más vulnerables no sean olvidados.

“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la enfermedad en sí. Muchas personas en países con ingresos bajos y medios, que meses atrás estaban en situación de pobreza, pero podían de todas maneras arreglárselas, ahora se encuentran con que sus medios de sustento están totalmente destruidos. Las remesas que los trabajadores que se encuentran en el exterior enviaban a los familiares en sus lugares de origen también se han agotado, provocando muchas adversidades. A raíz de todo esto, las tasas de hambre se han disparado en todo el mundo”, sostuvo el Director Ejecutivo del PMA, David Beasley.

"El impacto que la crisis del COVID-19 ha tenido sobre la salud y la movilidad humana representa una amenaza a los compromisos asumidos a nivel mundial, incluyendo entre tales el Pacto Mundial para una Migración Ordenada, Segura y Regular, además de obstaculizar los continuos esfuerzos tendientes a brindar apoyo a quienes necesitan asistencia. Es nuestra responsabilidad colectiva salvaguardar los derechos de las personas en movimiento y asegurar que no sigan sufriendo más daños”, dijo el Director General de la OIM, António Vitorino. 

El impacto que la pandemia ha tenido sobre las formas de desplazarse de las personas no tiene precedentes. Las medidas y restricciones implementadas en más de 220 países, territorios o zonas para intentar contener la propagación de la enfermedad han limitado la movilidad humana, las oportunidades laborales y de obtener un ingreso, ejerciendo mucha presión sobre la capacidad de los migrantes y personas desplazadas para poder acceder a alimentos y paliar otras necesidades básicas.

La inseguridad alimentaria y el desplazamiento están estrechamente relacionados. El hambre – sobre todo cuando está combinado con los conflictos – es un factor crítico de empuje que lleva a las personas a emigrar. Nueve de cada diez de las peores crisis alimentarias en el mundo ocurren en países con el mayor número de personas desplazadas internamente. Asimismo, la mayor parte de las personas desplazadas se encuentran en países afectados por la inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición.

Los 164 millones de trabajadores migrantes que hay en el mundo, en especial los que trabajan en el sector informal, son algunos de los más castigados por la pandemia. Con frecuencia trabajan sobre una base temporal o estacional a cambio de salarios bajos y sin acceso a los sistemas de protección social. Durante las crisis económicas, estas poblaciones suelen ser con frecuencia las primeras en perder sus puestos de trabajo. Al mismo tiempo, la interrupción del trabajo agrícola estacional puede llegar a tener repercusiones en la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos, lo cual podría llegar a incidir en la disponibilidad de alimentos y la posibilidad de acceder a los mismos, tanto a nivel local como regional.

Sin un ingreso sostenido, el informe advierte que muchos migrantes no solamente se verán obligados a retornar a sus hogares, sino que ello provocará una caída al menos temporal en el volumen de remesas, las cuales constituyen una cuerda salvavidas esencial para cerca de 800 millones de personas – o una de cada nueve – en todo el mundo.

La pandemia ha limitado muchísimo las oportunidades de los migrantes de generar medios de subsistencia, los cuales son cada vez más escasos, y el Banco Mundial pronostica una caída del 14 % en las remesas hacia países de ingresos bajos y medios en 2021. Las consecuencias de la inseguridad alimentaria podrían llegar a ser devastadoras. El PMA proyecta que hacia finales del año 2021 al menos 33 millones de otras personas podrían terminar en situación de hambruna debido, tan sólo, a la caída en las remesas que se está pronosticando.

Las dos agencias hacen un llamamiento a la comunidad internacional para asegurar que se hagan todos los esfuerzos posibles tendientes a limitar el impacto inmediato sobre los más vulnerables, a la par que se garantizan inversiones a largo plazo que conduzcan con total certeza a la recuperación.

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La Organización Internacional para las Migraciones está consagrada al principio de que la migración en forma ordenada y en condiciones humanas beneficia a los migrantes y a la sociedad. Ofrece asesoramiento experto y servicios a los gobiernos, migrantes y otras poblaciones móviles. La OIM trabaja para ayudar a asegurar la gestión ordenada y en condiciones humanas de la migración, para promover la cooperación internacional en cuestiones migratorias, para asistir en la búsqueda de soluciones prácticas ante los desafíos que plantea la migración y para brindar asistencia humanitaria a los migrantes que la necesiten, sea que se trate de refugiados, personas desplazadas u otras personas que hubieran sido desarraigadas y también las comunidades de acogida.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2020. Es la mayor organización humanitaria del mundo, salvando vidas en emergencias y utilizando la asistencia alimentaria como una vía posible hacia la paz, la estabilidad y la prosperidad para todas las personas que se están recuperando de los conflictos, desastres y el impacto del cambio climático.

 

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