Comunicado
Global

El primer análisis mundial integral de las restricciones a los viajes y cierres de fronteras impuestos por la COVID-19 dimensiona los futuros impactos sobre la movilidad

GINEBRA/WASHINGTON – Mientras que el panorama integral de la movilidad humana transfronteriza en 2020 nos muestra un movimiento dramáticamente limitado por las medidas impuestas por los gobiernos desde el inicio de la pandemia de COVID-19, un nuevo informe nos muestra una realidad cambiante de acuerdo con el momento y la región, con efectos particularmente potentes para los refugiados y otros migrantes que deben desplazarse por necesidad.  

El informe, que surge de la cooperación entre la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Instituto de Política Migratoria (MPI), representa el primer análisis integral de las medidas para viajes y cierres de frontera en todo el mundo adoptadas en 2020 –que en su máximo pico a mediados de diciembre superó la cifra de 111.000 implementadas en un determinado momento. El informe: La COVID-19 y el Estado de la Movilidad Mundial en 2020 (en inglés), deriva del análisis del MPI de la plataforma de Impactos a la Movilidad de la COVID-19 de la OIM, la cual recopila todas las acciones emprendidas por los países y autoridades nacionales a fin de cerrar las fronteras internacionales, restringir los viajes entre determinados lugares, imponer cuarentenas y establecer “burbujas de viaje”, además de otros acuerdos.

“La pandemia de COVID-19 ha impactado gravemente sobre la movilidad mundial, dejando varadas a millones de personas, a trabajadores migrantes, a familiares y a estudiantes internacionales en otros países”, dijo el Director General de la António Vitorino. “Este informe extrae estas dinámicas a lo largo de 2020 y destaca las maneras en las que los gobiernos están intentando restaurar la movilidad en 2021 y aun más allá”.

La movilidad transfronteriza en 2020 puede ser dividida en tres fases de acuerdo con los autores:  

 

  • Enero a mayo: Confinamientos a la movilidad. En esta primera fase los países presentaron una buena cantidad de medidas de confinamiento nacional, otras restricciones a los viajes y requerimientos de viaje, para ofrecer respuesta a las crisis de salud pública que evolucionaron con gran rapidez. La escala de los cierres fronterizos no tenía precedentes y muchos de ellos se dieron con muy poca coordinación. A finales de marzo, los gobiernos habían emitido o ampliado 43.400 medidas para viajes. Movimientos de toda clase fueron limitados dramáticamente. Por ejemplo, la cantidad de pasajeros en vuelos internacionales en abril y mayo disminuyó en un 92% en comparación con los mismos meses en 2019.  

 

  • Junio a septiembre: Reapertura en fases. Este período trajo consigo la reapertura escalonada de algunos puntos de acceso, especialmente en los aeropuertos. Las prohibiciones para viajes fueron reemplazadas por medidas sanitarias, incluyendo entre tales los certificados de pruebas de COVID-19 antes de las partidas, medidas de cuarentena o declaraciones sanitarias. Durante esta fase diferentes estrategias en todo el mundo comenzaron a cristalizarse. Esto fue aun más obvio en los enfoques divergentes de los países insulares: mientras que Nueva Zelandia y Australia aplicaron estrategias tendientes a la eliminación del virus y mantuvieron los cierres de frontera, otros como algunas islas del Caribe se abrieron al turismo.
     
  • Octubre a diciembre: Respuestas a nuevos brotes y mutaciones del virus. En el resto del año el panorama fue mixto puesto que los países buscaron reemplazar las restricciones a los viajes con requerimientos sanitarios, mientras luchaban contra una segunda (y en algunos casos tercera) ola de contagios, y debían asimismo enfrentar el surgimiento de nuevas cepas del virus. Algunos países, incluyendo Chile, México y los Emiratos Árabes Unidos, incluso se abrieron al turismo. Los certificados sanitarios se han convertido en la medida sanitaria más común para poder viajar.

Tres cambios en la movilidad transfronteriza fueron particularmente visibles, y podrían llegar a persistir en los años por delante:  

  • Ampliación de la brecha entre quiénes pueden desplazarse y quiénes no. La pandemia ha limitado profundamente las perspectivas de movilidad de algunos grupos que deben desplazarse por necesidad, incluyendo a refugiados y trabajadores migrantes, en tanto que ha tenido poco efecto sobre quienes viajan por negocios u otros viajeros con los recursos y la oportunidad de cruzar fronteras por trabajo, familia o turismo. Esta brecha será posiblemente aun mayor si los viajes comienzan a favorecer a quienes ya han sido vacunados o testeados o si la dependencia de los registros sanitarios digitales hace que la capacidad de una persona para viajar dependa del acceso a la digitalidad o al nivel de alfabetización. 
     
  • Mayores vulnerabilidades socioeconómicas. La pandemia ha ampliado la vulnerabilidad socioeconómica de quienes dependen de la movilidad para poder sobrevivir. La pérdida de puestos de trabajo ha castigado muy duramente a los trabajadores migrantes, en especial porque en muchos países trabajan en sectores que se han visto particularmente interrumpidos por las medidas de respuesta ante la pandemia o que presentan un riesgo mayor de contagios.  
     
  • Mayores relaciones de dependencia y explotación. Las restricciones al movimiento han aumentado la dependencia de muchos migrantes de los intermediarios o facilitadores, que van desde agencias de empleo hasta traficantes. Incluso mientras que las restricciones a los viajes cambian con gran rapidez y han aumentado la demanda de los servicios de los traficantes entre las personas desesperadas por escapar de la violencia, de los desastres naturales y de las privaciones económicas, o para poder retornar a sus hogares, han llevado a los traficantes a que busquen rutas aun más peligrosas y a aumentar los precios de sus servicios – exponiendo a los migrantes y refugiados a un riesgo mayor de sufrir explotación o ser víctimas de trata.

En el informe se examina el futuro de la movilidad mientras los países comienzan a emerger lentamente de la pandemia, encontrando respuestas que no son fáciles sin que haya tampoco respuestas a todos los interrogantes.

“Ha pasado más de un año desde el inicio de la pandemia y sigue habiendo una pregunta abierta en cuanto al rol que los cierres de frontera, restricciones a los viajes y requerimientos sanitarios para los viajes deben tener en la respuesta para el manejo de la pandemia”, dijo el Presidente del MPI Andrew Selee. “Mientras aparecen nuevas cepas del virus, los gobiernos enfrentan el desafío de desarrollar estrategias para la mitigación de riesgos que vayan mucho más allá de las meras herramientas del cierre de fronteras y de las prohibiciones a los viajes. Deben asimismo evitar las respuestas unilaterales y trabajar junto a otros gobiernos y organizaciones internacionales para desarrollar políticas fronterizas sanitarias bien planificadas”.

Puede leer el informe aquí

Acerca de la Organización Internacional para las Migraciones  

Establecida en 1951, la OIM es el principal organismo intergubernamental en el campo de la migración y trabaja muy de cerca con asociados gubernamentales, intergubernamentales y no gubernamentales. Con 173 Estados Miembros, y con 9 Estados más que detentan el estatus de Observadores y oficinas en más de 100 países, la OIM se dedica a promover la migración humanitaria y ordenada para beneficio de todos. Lo hace a través de servicios y asesoramiento a gobiernos y migrantes. Puede conocer más acerca de la OIM en esta página: www.iom.int. 

Acerca del Instituto de Política Migratoria 

El MPI es una organización independiente que como tal procura el mejoramiento de la migración y de los procesos de integración por medio de una investigación y análisis acreditados, oportunidades para el aprendizaje y el diálogo, y el desarrollo de nuevas ideas para el abordaje de nuevas cuestiones vinculadas a políticas. Fundado en 2001, el MPI brinda un análisis, desarrollo y evaluación de políticas sobre migración y refugiados a nivel local, nacional e internacional. Busca cubrir la demanda cada vez mayor de respuestas pragmáticas y bien pensadas ante los desafíos y las oportunidades que la migración a gran escala, ya sea forzosa o voluntaria, presenta a las comunidades e instituciones en un mundo que cada vez está más integrado. Para obtener más información sobre el  MPI, visitar  www.migrationpolicy.org.  

 

Para más información por favor contactar con:

Contacto en la OIM
Paul Dillon 
Tel: +41 79 636 9874
Correo electrónico: @iom.int 
 

Contacto con el MPI
Michelle Mittelstadt  
Tel: +44 208 123 6265
Correo electrónico: |mmittelstadt@migrationpolicy.org