Ginebra, Suiza – En las últimas semanas, en todo el mundo, nuestras vidas han cambiado drásticamente.

La gente ha tenido que hacer ajustes importantes y repentinos en su vida, trabajando desde casa, cuidando hijos e hijas cuyas escuelas han sido cerradas, restringiendo su movimiento a las necesidades básicas.

Ante esta crisis, que se está extendiendo a una velocidad nunca antes vista, y cuya duración no se puede anticipar, estamos naturalmente preocupados por nuestros seres queridos, particularmente los más vulnerables entre ellos, ya sea por su edad o estado de salud.

Mis pensamientos están con aquellos de entre nosotros y de los migrantes que a quienes servimos, que están personalmente afectados por el virus COVID-19, y a los que se encuentran separados de sus familias.

A pesar de estas circunstancias, observo su ética de trabajo todos los días, así como su compromiso al servicio de la Organización y sus valores, aun cuando esto conlleve sacrificios personales.

La OIM continúa brindando en todos lugares, asistencia esencial a las poblaciones necesitadas y he sido testigo en numerosas ocasiones de como los equipos de la OIM encuentran las formas más creativas para seguir con sus operaciones.

Este espíritu y perseverancia me da la esperanza de que, de este enorme desafío, surja un mensaje de amabilidad y solidaridad. Amabilidad y solidaridad con los más vulnerables, a nuestro alrededor y más allá, en los campamentos de Cox’s Bazar, como en los centros de detención de Libia y en muchos lugares donde los migrantes y las personas desplazadas necesitan nuestro apoyo, ahora más que nunca.

No tengo dudas de que juntos superaremos esta crisis. Pueden contar con mi compromiso personal para garantizar que esto se haga protegiendo la seguridad y protección de nuestro personal así como la de las personas a las que servimos.

Con mi gran admiración y mis mejores deseos para todos ustedes,

António Vitorino
Director General