Comunicado
Global

Candidato de la OIM recibe el premio de Naciones Unidas “Persona del año” 2012

Kenya - Isaac Abdullahi Maalim, presidente de Gudliye Farm, un grupo que aboga por el cultivo de secano en Dadaab, ha sido elegido por las Naciones Unidas como “Persona del año” 2012. Así pues, se hizo acto de entrega de una placa conmemorativa al galardonado, candidato de la OIM, durante una ceremonia celebrada con gran pompa en las oficinas de las Naciones Unidas en Nairobi, el 24 de octubre de 2012 con motivo del Día de las Naciones Unidas.

Se trata de la primera vez que la OIM en Kenya designa un candidato, ya sea una persona a título individual o una institución, para participar en este proceso de selección muy competitivo, en el que Gudliye Farm se ha impuesto a otros cinco aspirantes.

“Me complace constatar el reconocimiento de las Naciones Unidas hacia un simple grupo de agricultores de Dadaab.  Estamos realmente dispuestos a potenciar la seguridad alimentaria, no solo en la ciudad, sino en toda Kenya septentrional, a través de un moderno proyecto de agricultura de secano”, afirmó el galardonado, rebosante de alegría, al recibir la placa.

La ceremonia de entrega del premio, que se celebra por décimo año, se vio honrada, entre otros, por la presencia de altos representantes de las Naciones Unidas y Sam Ongeri, ministro de Asuntos Exteriores, quien elogió al ganador ya que, según explicó, se trata de una idea autóctona muy oportuna tras la sequía que el año pasado azotó el Cuerno de África.

Gudliye Farm es el conmovedor relato de un grupo de pastores que, con afán de supervivencia, han adaptado sus medios de vida y se han reconvertido a la moderna agricultura de secano para hacer frente a las épocas de sequía.  Este grupo de 16 pastores, quienes formaron un consorcio y se lanzaron a esta forma de agricultura desconocida para ellos, se remonta a 1995.  La idea les resultaba ajena, ya que todos son descendientes de ganaderos y pastores nómadas que, durante años, han mantenido a su familia realizando actividades comerciales.  No obstante, con el paso del tiempo, su suerte cambió drásticamente debido a las continuas sequías, por culpa de las que debían recorrer cientos de kilómetros en busca de pastos y agua.

Con sequías cada vez más recurrentes, la situación se volvió insostenible y perdieron todas las cabezas de ganado.  “Era terrible, desalentador, ver cómo mis animales morían por la falta de pastos y agua”, rememora Maalim. 

Ante la escasez de alternativas, consideraron la agricultura con el objetivo de invertir en un programa a largo plazo que ofreciera soluciones sostenibles a las poblaciones vulnerables. No podían imaginarse que se habían embarcado en una nueva aventura que transformaría sus vidas para siempre.

Identificaron cinco hectáreas de terreno cerca de la pista de aterrizaje de Dadaab y la bautizaron como Gudliye Farm.  Entre las cosechas que plantaron se incluyen maíz, plátano, mandioca, judía de vaca, mango, mijo, guayaba y papaya.  Al principio, como no tenían empleados, lo hacían todo ellos, lo que suponía un enorme trabajo.  Durante más de dos lustros, las cosechas fueron suficientes para mantener a los suyos y tener bastantes alimentos, pero, en noviembre de 2011, las cosas cambiaron: las copiosas lluvias caídas en la zona dieron lugar a una excelente cosecha y, por primera vez, pudieron vender sus excedentes de producción a la comunidad local.

Fuera de la granja eL paisaje es diametralmente opuesto: la tierra es arenosa y seca.  El implacable sol abrasa el terreno.  “Estamos pensando en vender nuestros productos a las organizaciones humanitarias que trabajan en la zona.  No tenemos almacenes y tememos que los frutos se pudran en la granja”, se lamenta Maalim, que añade que están estudiando las opciones para construir instalaciones de almacenamiento.

En la actualidad, el grupo cuenta con 160 socios que participan activamente en las labores de agricultura, ganadería, protección del medio ambiente y captación de agua.  Asimismo, representa una fuente de oportunidades laborales en la comunidad, además de garantizar una mayor seguridad alimentaria tanto para ellos como para la comunidad en general.  La granja está cambiando, directa y paulatinamente, la vida de cientos de beneficiarios, afectados por la sequía en el Cuerno de África.  Asimismo, se ha convertido en un ejemplo para el Ministerio de Agricultura, que la muestra como modelo para alentar a los pastores de la zona a adoptar la agricultura de secano como alternativa viable al pastoreo.