Migrant Stories

Refugios transitorios: un respiro para las personas sin hogar de Mangeoire

Antigua arboleda que albergaba a migrantes llegados de zonas
rurales, la vecindad de Mangeoire, situada en la parte alta de
Puerto Príncipe, se convirtió en el barrio pobre que
es hoy en las décadas de los setenta y los ochenta, bajo la
dictadura de Jean-Claude Duvalier.

«Mangeoire era un lugar poco poblado», rememora
Millien Paul, de 71 años y residente en la zona conocida
como le petit village, quien, con un aire de nostalgia en la
mirada, añade que, en otros tiempos, los residentes
cultivaban mandioca, maíz y judías.

Una de las consecuencias del espectacular crecimiento que ha
sufrido la población durante las últimas
décadas ha sido el deterioro de instalaciones y servicios,
los cuales no se han podido mantener.  En la actualidad no hay
carreteras, red de abastecimiento de agua, electricidad, centros de
salud ni escuelas.  Aunque las adversidades sean el pan
nuestro de cada día en Haití, cuesta imaginarse un
lugar en el que la supervivencia y la crianza de los hijos sea tan
difícil. 

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target="_blank" title="">Migraciones – Verano 2010

«Algunos niños tienen que ir a pie cuesta abajo
hasta el centro escolar católico de
Croix-des-Prés», explica Emmanuel Elizaire, quien
añade que los mas grandes deben recorrer distancias
aún más grandes hasta llegar a las vecindades de
Turgeau, Bois-Vernat y Lalue.

Son ya muchos los años que los residentes de Mangeoire
han tenido que valerse por sí mismos y, desde el
seísmo del 12 de enero, han tenido además que
aprender a vivir en la más extrema pobreza.

«El terremoto nos ha puesto en el mapa», afirma
Philippe Millien. «Antes de la catástrofe, nadie se
acordaba de nosotros».

Antes del 12 de enero, los residentes de Mangeoire apenas
superaban el millar.  La mayoría de ellos
residían en cabañas en ruinas que fueron construidas
de cualquier modo en el lecho de un estrecho barranco que suele
inundarse durante la temporada de lluvias.

El terremoto causó grandes estragos: más de 20
personas perdieron la vida y un 70 por ciento de las viviendas
fueron destruidas o gravemente dañadas.  Debido a su
localización, la ayuda tardó en llegar a los
supervivientes, quienes se apiñaron en refugios temporales
erigidos en lugares atestados e insalubres.

Más tarde, las familias se trasladaron a refugios
improvisados en terrenos colindantes propiedad de Catherine y
Nathalie Hermantin, terratenientes de la zona.

Allí vivieron sin agua, saneamiento ni ninguna otra
instalación básica hasta que un grupo de
jóvenes de Mangeoire decidieron hacer algo por sus
desafortunados compañeros: crearon una pequeña
asociación para llamar la atención de la comunidad
internacional y así obtener asistencia.

El Comité de Supervivientes de Mangeoire contactó
a la OIM en abril pidiendo ayuda para el refugio, agua y
saneamiento.  La OIM respondió con prontitud a esta
llamada de auxilio y, en la actualidad, lleva a cabo la
construcción de la primera tanda de 80 refugios temporales
en una zona limpia de escombros.

Estos refugios, que disponen de un espacio habitable de 18
metros cuadrados, han sido fabricados con contrachapado y madera
difícilmente inflamable y su techo es de chapa ondulada.

Para su construcción, se empleó a una docena de
albañiles y carpinteros gracias a los cuales acelerar y
homogeneizar todo el proceso.

Los primeros diez refugios estaban listos tras unas semanas para
deleite de las familias sin hogar, quienes participaron activamente
en el proceso de construcción procediendo, en un primer
momento, a la retirada de ruinas y escombros y al transporte de los
materiales de construcción, inclusive la tierra y el cemento
donados por la OIM para los cimientos.

La selección se llevó a cabo en
colaboración con los representantes de la comunidad y de las
autoridades locales y para ello se tuvo en cuenta la
situación de vulnerabilidad de cada familia.

Mercia Jean-Baptiste, de 43 años, está encantada
con la idea de tener una vivienda en condiciones: 
«Estoy contenta de mudarme a mi nueva casa, aunque sea
pequeña.  Es mucho mejor de lo que tenía antes y
me permitirá dejar el alojamiento que construí en el
terreno de las hermanas Hermantin».

Tal y como explica Mercia, las hermanas aceptaron dejar su
terreno a las personas sin hogar pero sólo por un tiempo
limitado.

«Los refugios construidos por la OIM son una
bendición, ya que así no tendrán que echarnos
de las tierras de estas hermanas».

Las actividades de refugio temporal de la OIM en Mangeoire se
inscriben en un programa de mayor envergadura gracias al cual se
han construido 40 alojamientos en Petit Bois.  Igualmente, han
comenzado los trabajos en el municipio de Aux Cadets, en
Petion-Ville, al mismo tiempo que se han sentado los cimientos en
el patio del hospital estatal de Puerto Príncipe para la
construcción de refugios temporales, cada uno con capacidad
para 56 pacientes.

Gracias a la financiación de los gobiernos japonés
y sueco y del Fondo de Emergencia para Haití, la OIM ha
previsto la construcción de 10.000 refugios temporales.