Migrant Stories

La historia de Ibrahim Abdulai

"Era una apuesta arriesgada y la perdí."

A pesar de haber sufrido desde niño los efectos de la
poliomielitis, la enfermedad no ha hecho cejar a Ibrahim Abdulai en
su empeño de ir a Yemen. Las historias de prosperidad en
Oriente Medio llevan a miles de migrantes a embarcarse, gastando
todos sus ahorros y poniendo en peligros sus vidas, en botes
inestables a bordo de los cuales cruzan durante la noche el Golfo
de Adén.

"He pagado más de US$300 para ir a Yemen pero, debido a
las malas condiciones del mar, todavía no hemos podido
emprender el viaje. Aunque haya perdido todo mi dinero, supongo que
estoy en el grupo de los afortunados. Son muchos los que no
regresan con vida", explica Ibrahim, que ha gastado todo lo que
tenía en dos viajes fallidos en barco. Ibrahim lleva
desamparado en Bossaso, estado Puntlandia de Somalia, desde que
hace seis años, a la edad de 14, partiera de Harah
(Etiopía) en busca de una "vida mejor".

"Era una apuesta arriesgada y la perdí. No
conseguí cruzar por mar y ya no me queda dinero. Al ser
discapacitado, nadie me emplea. Así que, con tan solo 20
años, me veo obligado a mendigar dinero, agua y comida. Es
vergonzoso", afirma Ibrahim.

Los más pobres de Bossaso

Un 98 por ciento de quienes se encuentran en el Centro de
Respuesta a la Migración, mayoritariamente migrantes por
razones económicas, son etíopes. “Son los
más pobres y vulnerables de Bossaso. La mayoría son
víctimas de robos y abusos sexuales durante sus viajes. Han
empleado todo sus ahorros en venir aquí, a un nuevo
país, pero carecen de fuentes de ingreso ya que no hablan
somalí”, detalla Mohamud Jama Muse, director del
Centro de Respuesta a la Migración de Bossaso.

Established jointly by the International Organization for
Migration (IOM) and the Puntland State of Somalia Government, the
centre registers new migrants and provides a space for advocacy and
human rights awareness.

Dignidad

"El centro me ha devuelto la dignidad y la independencia. Me han
facilitado una silla de ruedas y he dejado de depender de las
muletas, de modo que puedo desplazarme fácilmente sin que la
gente se quede mirándome", explica Ibrahim.

El centro le ha proporcionado también un puesto de
trabajo: "Imparto talleres sobre la integración de los
migrantes y hago de intérprete para los etíopes que
no saben somalí. Se trata de uno de los pocos lugares en los
que me siento a salvo y estoy muy agradecido por todo lo que han
hecho por mí. Aun así, ha llegado la hora de que
vuelva a casa. Todavía me queda un tío en
Etiopía; aquí no tengo familia. Tampoco puedo acceder
a la atención médica. La última vez que estuve
en un hospital fue hace 12 años. Necesito que un doctor me
trate las piernas", concluye Ibrahim.

Haremos todo lo posible

"Ibrahim es muy importante para todos los que estamos en el
centro. A pesar de todos sus problemas y de su corta edad, ofrece
asistencia a otros migrantes. Haremos todo lo posible para que
retorne a Etiopía", asevera Mohamud Jama Musse.

"Necesitamos apoyos para ofrecer un servicio más
completo. Muchos de los migrantes que recibimos presentan problemas
de salud y necesitan apoyo psicosocial y refugio. De contar con una
clínica en las inmediaciones del centro, lograríamos
diferencias tangibles en el bienestar de muchos migrantes”,
concluye Mohamud.