Migrant Stories

El regreso a casa puede ser una experiencia agridulce

Me llamo Elsa Shuguli de Mera, soy ecuatoriana y  nací
en Quito.

Estuve en Suiza durante 8 años. Me fui en el año
2000, porque estaban muy mal las cuestiones de gobierno, la
situación económica y demás. 
Tenía un negocio propio de costura, principalmente de
uniformes, con empleados, pero quebré y perdí muchos
contratos, me quede con la mercadería y me
endeudé.

Por aquel entonces mucha gente salía del país y yo
también busque la posibilidad.  Inicialmente me iba ir
a España, pero se me cerraron las puertas y Dios
permitió que vaya a Suiza. De lo que llegue a Suiza,
conseguí trabajo en un mes, en un pueblo y los ocho
años trabajé en el mismo lugar como niñera y
domestica, eso es lo que hacemos casi todas las mujeres migrantes
allá.

Regrese al Ecuador porque mis hijos me presionaban mucho para
que yo regrese.  Inicialmente me fui por dos años,
porque pensé que esa tiempo iba a ser suficiente para
arreglar mis problemas. Los años pasaron y ya cuando mis
hijos acabaron sus carreras universitarias, decidí
regresar.

Estaba conciente de que iba a ser difícil el regreso,
pero hay una gran emoción de volver a ver a la familia; pero
ha pasado el tiempo y también extraño las cosas de
allá: las comodidades, el trabajo, la gente y en especial el
dinero el sueldo.

Cuando llegue mi casa estaba destruida, mi desilusión fue
tan terrible que mis hijos hicieron  todo para arreglar y
limpiar la casa, comprar muebles para que yo me sintiera mejor,
tratando de que este contenta.

A pesar de estar 8 años allá no he podido ahorrar,
tenía muchas deudas cuando me fui, además
debía enviar para los estudios de mis hijos y gastos
diarios. Mi marido perdió el trabajo, entonces todo lo que
ganaba se me iba.

En Suiza es muy difícil conseguir trabajo para los
hombres, hay mucho control, las mujeres nos ubicamos más
fácilmente, sabía de algunas familias a las que se le
había complicado mucho la situación en los
últimos tiempos y también estaban aplicando al
programa de retorno.

Allá yo nunca sentí racismo, la gente es muy linda
y a la empleada domestica no le tratan como a la criada, sino es un
miembro más de la familia.

Cuando regrese al Ecuador tenía toda la idea de
recomenzar mi negocio de costura, tenía 25 años de
experiencia en ese negocio, quería comprarme
máquinas, pero después una vez estando aquí me
di cuenta que la competencia era grande y desistí de
eso.  Ahora estoy pensando todavía en ponerme
algún negocio un bazar o algo.  Al momento estoy
pensando en abrir un bazar.  Mientras tanto mi familia que
viene de viaje me trae alguna mercancía como cremas, filtros
de agua y ese tipo de cosas que  estoy vendiendo.
También estoy tejiendo.

Las autoridades del cantón de Vaud me apoyaron con un
fondo de 3000 francos y los he ido invirtiendo en mandar a que me
den comprando estos productos que estoy vendiendo.

Es difícil saber en  que tipo de negocio invertir,
cuando hay varios negocios ya establecidos por el barrio.

Sin la asistencia del las autoridades cantonales y la OIM, me
hubiera tocado quedarme trabajando por un tiempo más hasta
reunir la plata para el pasaje.  La ayuda de OIM es vital para
poder establecerse nuevamente; sin embargo, creo yo no soy una
persona muy emprendedora, tengo miedo de recomenzar.

Creo que el Programa podría mejorar si dan un poco
más de ideas, trabajando un poco más con la gente,
mostrando videos, haciendo un proceso de reintegración
más intensivo, porque uno vuelve pero sigue pensando como si
estuviera allá.

Yo si he pensando en volver a migrar porque allá
podría trabajar, allá no hay tanto límite de
edad, aquí eso es otro impedimento. Además si mis
hijos ya se casan y hacen su familia creo que me gustaría
irme nuevamente al mismo país y a la misma ciudad.

Todos los retornados tienen derecho a recibir asistencia para su
reintegración como parte del Programa de Retorno Voluntario
Asistido desde Suiza, pero en caso de que decidan migrar nuevamente
hacia este país, deben devolver el monto total que les fue
entregado para su retorno y reintegración.