Migrant Stories

Diario de un proyecto

Martes 19 de marzo de 2013

Hoy es un día muy esperado. Hemos creado un manual para una iniciativa piloto denominada Protección del Niño —que hace particular hincapié en la lucha contra la trata y la protección de menores— y se fundamenta en la auto-habilitación en el seno de las comunidades. La información acopiada proviene no solamente de diversos estudios sino también de largas y numerosas conversaciones tanto con el servicio de policía de Ghana, como con los oficiales distritales de salud, bienestar social, y educación, pero sobre todo, con las propias comunidades: los jefes, ancianos, mujeres, hombres, maestros de escuela y niños.

El plan es que hoy pintemos un mural en el muro de la escuela que llamaremos El Árbol de la Vida
—un contrato de la comunidad consigo misma y con nosotros, testimonio de su compromiso.

Llegamos puntualmente a la comunidad de Agbagorme, al lugar previsto para el encuentro —nos instalamos bajo un enorme árbol al lado de los terrenos de la escuela. Estamos entusiasmados y listos para participar con un camión lleno de pintura pero no hay nadie más que nosotros. Nos enteramos de que no sólo los maestros están en huelga sino que además es un día de mercado. Y según Doris, Oficial de la OIM de Lucha contra la Trata y nuestra principal activista “no hay nada que los distraiga de su día de mercado”. ¡Recórcholis! Esperamos y seguimos esperando. Un grupo de madres llega y se sienta cerca de nosotros pero no con nosotros. Algo es algo. Pero resulta que en realidad están aquí para otra reunión. Seguimos esperando y esperando. Finalmente, entre una llegada y otra logramos congregar a un grupo de unas 200 personas, incluidos escolares, padres, ancianos y el Jefe de la comunidad.

Doris pregunta al grupo si sabe cuáles son sus responsabilidades como padres de familia, como hijos y como ancianos. Nuestro consejo de que los hombres siempre deben ayudar a criar a los hijos suscita carcajadas en la audiencia —estamos en plena comedia. Obviamente, queda mucho por hacer en lo que atañe a una paternidad responsable, pero por lo menos hemos roto el hielo y captado la atención de los presentes.

Entonces, empezamos a sentar las bases en la pared: pintamos un cuadrado blanco —como si fuera un lienzo virgen. Seguidamente los padres y madres, uno por uno pintan las raíces —para así simbolizar que son ellos, como las raíces, los que sostienen a sus hijos y los protegen; el jefe  de la comunidad y un maestro, junto con un par de ancianos, pintan el tronco —ellos son quienes cuidan el entorno y actúan cuando es necesario; seguidamente las mujeres, ancianos y un maestro de escuela pintan las ramas; y entonces todos, especialmente los escolares, pintan las hojas y frutas con las huellas de sus manos, dejando así su firma.

Ha sido un día muy activo pero muy feliz, que dejó a todos los del equipo extenuados y exhaustos. Pero pudimos comenzar…

Miércoles 20 de marzo de 3013

Hoy nos dirigimos a Sikor. Por lo visto, continúa la huelga de maestros y esta comunidad es una de las muchas comunidades satélites donde los maestros y muchos de los alumnos recorren largas distancias a pie para llegar al colegio… por ello… no sabemos qué nos deparará el día de hoy. Pero los niños y los maestros están en la escuela y están muy interesados en completar “Mi  libro personal” que probamos con miras a recabar información hace seis semanas. Estos libritos son como pasaportes para la dignidad de la identidad: en ellos los niños escriben su nombre completo, la fecha y lugar de su nacimiento, los nombres de su padre, madre, hermanos y lo que les hace feliz, etc. Parece algo muy sencillo pero no lo es. Algunos niños en las comunidades de Ghana no tienen certificados de nacimiento y nunca han celebrado sus cumpleaños, hay quienes ni siquiera saben qué edad tienen y otros son huérfanos o viven en hogares en los que el cabeza de familia es un menor mientras sus progenitores están fuera haciendo un trabajo estacional. Hoy día, les entregaremos sus fotografías “pasaporte” que deberán pegar en la carátula de sus libros. Probablemente esta sea la primera y única foto que algunos de los niños tienen de sí mismos. Lo increíble es que ninguno de los niños ha perdido su libro desde que los vimos la última vez y aunque el colegio no estaba oficialmente abierto en razón de la huelga, todos estaban ahí, además de otros cuatro que lograron colarse, obviamente porque se habían enterado de lo que estaba pasando. Preguntamos si todos tenían sus “libritos”. Y de repente aparecieron intactos y perfectos todos los libritos. Las tímidas sonrisas eran contagiosas, se sentían tan orgullosos.

Seguidamente, hablamos de la protección de los menores que empieza con la autoprotección. Ello comprendió una conversación sobre la nutrición, la higiene, los uniformes, la asistencia a clases y las relaciones sexuales protegidas. Las edades de los escolares fluctuaban entre 8 y 20 años, los mayores estaban tratando de compensar el tiempo perdido después de haber pasado gran parte de su corta vida trabajando como pescadores, tras haber sido objeto de trata cuando eran muy pequeños, pero a pesar de la diferencia de edades, nadie se sentía incómodo en hablar de relaciones sexuales.

Para cambiar un poquito el ambiente, hablamos del estrés y de algunas técnicas simples que son mejores que dar golpes, gritos o azotes; si vimos que algunos respiraban profundamente y que expiraban a fondo, encogiendo los hombros. Lo hacían con alegría porque pensaban que era sumamente divertido. Claro, las risas también liberan el estrés o sea que ahí se resolvió el problema.

Finalmente hicimos dos dibujos: uno de la vida Real y otro de la vida con que uno sueña. O al menos esa era la idea. Durante unos cinco a diez minutos los niños iban nerviosamente de un lado a otro puesto que No estaban acostumbrados a dibujar. Una chiquita pasó prácticamente 20 minutos dibujando un círculo que borraba afanosamente y volvía a dibujar. Al final de cuentas obtuvimos algunos dibujos muy bonitos; las chicas se dibujaron haciendo algunos quehaceres domésticos —su sueño era jugar; los niños se dibujaron jugando al fútbol— su sueño era marcar goles… y muchos de ellos se dibujaron tal cual pero ¿cuál era su sueño? Viajar al extranjero en un avión.

Entonces llegó el momento de sorprender a toda la comunidad. Nos fuimos a Memodzi para reunirnos con ambas comunidades.

La primera actividad fue una representación teatral con dos personajes, interpretada por el personal de la IOM: uno era Oprah Winfrey y el otro, un padre cuyo hijo objeto de trata le había sido devuelto. Se basaba en la transcripción de una entrevista realizada pero interpretada muy libremente. Tras una breve deliberación, pedimos dos voluntarios: esta vez tendrían que interpretar el papel de un traficante que regresaba y el de un padre que un día le habló sobre la posibilidad de enviar a uno o dos de sus hijos con él. Un líder de opinión se ofreció para interpretar el papel de padre y rechazó amablemente el papel de traficante diciendo que había aprendido mucho de los rescates y visitas de la IOM y que lo que quería era educar a sus hijos a cualquier precio. ¡Impresionante!

Para cerrar el trato pintamos el mural “Árbol de la Vida” en el muro principal del pueblo —que justamente pertenecía al líder de opinión. ¿Y cuál fue el miembro de la comunidad que se identificó más con dicho mural?

En las sesiones informativas y recapitulativas hubo una manifestación de aprecio increíble de la comunidad sobre cuánto habían aprendido el día de hoy y cómo se sentían realmente habilitados para llevar a cabo los cambios, conforme a lo escrito al pie del mural: La comunidad unida puede lograr cambios.

Jueves 21 de marzo de 2013

Ya estamos en el tercer día y aunque prosigue la huelga de los maestros nos vamos hacia Anoenu, una comunidad situada en la frontera con Togo. Para muchos niños es normal caminar hora y media todos los días y para algunos ello implica cruzar la frontera desde Togo.

Nuevamente, la escuela está desierta, al igual que el pueblo. Nos sentamos bajo un árbol y esperamos, y esperamos, y seguimos esperando. Algunas personas pasan por ahí se sientan; uno o dos ancianos, algunas mujeres, algunos hombres, dos adolescentes. Finalmente, un grupo de personas se dirige hacia nosotros muy bien vestidos. Qué elegantes. Me cercioro de que todos los materiales estén en orden para el taller de hoy y de que todos estemos listos para la actividad. Cuando levanto la vista veo la multitud que ha llegado hasta nosotros —es un cortejo fúnebre! Mientras tanto, convencemos a algunos chiquillos, que estaban en los alrededores en sus motocicletas, para que nos ayuden a preparar uno de los muros laterales de la escuela donde se pintará un mural. Participan inmediatamente, eran unos diez, unos aconsejan a los otros, en realidad es bastante divertido y hasta gracioso.

Finalmente armamos un grupo de 30 personas y comenzamos —por supuesto apenas comenzamos empiezan a llegar otros más que se unen al grupo. Primer tema: Los Derechos del Niño
—especialmente con relación al tema que nos ocupa. Preguntamos ¿quién conoce esos derechos? Resulta que la mayoría los conoce, los ha conocido desde siempre y son valores asimilados por ellos. Cuando hablamos de la inseguridad alimentaria observamos que es una enorme fuente de estrés puesto que hace que todo lo demás se descalabre.

Hacemos una demostración del plantado de semillas (semillas de tomate en una maceta) recurriendo a un miembro de la comunidad (un papá) —pero como no tenemos una maceta improvisamos utilizando una botella de plástico cortada por la mitad. La idea es que cualquier semilla, ya sea de una planta o de una persona tiene que contar con las condiciones apropiadas para poder crecer y desarrollarse bien. Para ambas semillas esta etapa es crítica porque si no tienen una aportación nutritiva  la planta no crecerá bien físicamente y en el caso de los niños tampoco se desarrollará bien su cerebro.

Esta fue una verdadera actividad para romper el hielo porque yo, la instructora blanca de la ciudad, me hago la que no entendí la demostración de cómo plantar la semilla y hago todo al revés: No, ¡no tienes que poner las semillas en tierra! Primero tiene que llover. Oh, oh.!! Entonces, primero pongo el agua pero no basta! Tienes que hacer huequitos al fondo de la botella: “Uno no puede plantar una semilla en un río!” según me dicen entonces hago unos huequitos en el fondo de la botella para que salga el exceso de agua. Luego un joven experto mezcla la tierra y luego pone unas cuantas semillitas y las vuelve a cubrir. Fue sumamente gracioso y entendieron muy bien el mensaje: buena nutrición, reposo y un ejercicio moderado permitirán al retoño crecer de la mejor manera.

La metáfora se extiende a la niñez y a la adolescencia: los niños a esta edad todavía son semillas, están creciendo para convertirse en personas… por tanto, la educación es fundamental a una edad temprana. Incluso consigo decirles algo: EDUQUEN A UN NIÑO Y EDUCARÁN A UNA PERSONA, EDUQUEN A UNA NIÑA Y EDUCARÁN A UNA COMUNIDAD. Les hemos explicado cómo un menor regresa a la comunidad como maestro, doctor, carpintero, etc.

Luego llega el momento de pintar el mural: por tercera vez funciona perfectamente! Se hizo tranquilamente, la distribución de las tareas es acertada y las personas aguardan su turno para pintar mientras los demás se lavan las manos para quitarse la pintura. Incluso conseguimos obtener una promesa de cada persona (salvo los niños) sobre cuál ha de ser su compromiso en este contrato de auto-habilitación.

La pintura quedó espectacular y todos estaban tan orgullosos.