Migrant Stories

De sitio de recreo de un notorio narcotraficante colombiano a finca productiva que ayuda a cientos de colombianos a reiniciar su vida

Después de 2 años de arduo trabajo, 300 colombianos,
incluyendo personas en proceso de reintegración y miembros
de comunidades receptoras, vendieron las primeras 10 toneladas de
ají cosechado en la Hacienda Nápoles, famosa por
haber sido propiedad del extinto narcotraficante de los años
80, Pablo Escobar.

"Le cuento la verdad. Al principio, cuando entré al
proyecto, no me parecía algo viable, algo que tuviera
futuro", cuenta Robeiro, quien estuvo vinculado desde los 16 hasta
los 24 años en las Autodefensas Unidas de Colombia.

"Yo entré, más que todo, por cumplir los
requisitos del gobierno (como parte de su proceso de
reintegración a la vida civil los desmovilizados deben
vincularse a alguna iniciativa productiva o encontrar otras
alternativas de empleo), pero ahora estoy muy feliz de ser el
líder de este grupo."  Dice Robeiro con una sonrisa. El
joven es el Presidente de la Asociación de Desmovilizados
que tiene propiedad colectiva sobre los cultivos.

El proyecto de ají, situado en el municipio de Puerto
Triunfo 350 kilómetros al norte de Bogotá, es parte
de un proyecto de generación de ingresos del Programa de
Apoyo a la Reintegración con Enfoque Comunitario de la OIM,
financiado a través de una alianza publico-privada entre la
empresa cementera colombiana Cementos Argos y el gobierno de los
Estados Unidos a través de su Agencia para el Desarrollo
Internacional (USAID) y llevado a cabo en coordinación con
la Alta Consejería Presidencial para la
Reintegración.

Robeiro recuerda que luego de la desmovilización le fue
imposible encontrar un trabajo en las fincas donde se
presentaba:  "Lo primero que nos preguntaban era:
¿Usted es desmovilizado? Sí. Ah no, entonces no, no
hay trabajo.  Ustedes no están enseñados a
trabajar el campo", cuenta Robeiro.  "Lo mismo pasaba en los
pueblos. Y para nosotros era muy triste porque uno nunca encontraba
trabajo".  Esa era la misma situación de otros
excombatientes en el país.

En sus propias palabras ingresar al proyecto fue algo que le
cambió la vida.  Hasta que llegó ese proyecto de
cultivos de ají jalapeño, Robeiro había
comenzado varios otros que no habían salido adelante. 
Pero este proyecto sería diferente porque había
logrado vincular a la empresa privada y a la cooperación
internacional en su desarrollo.  Cuando se recogió la
primera cosecha, Robeiro comprendió que había
encontrado una opción de vida para él y sus
compañeros.

Este exitoso proyecto productivo está beneficiando a 60
familias de personas desmovilizadas y vulnerables en Colombia. El
proyecto también incluye apoyo para mejorar la calidad de la
educación, buenas prácticas de agricultura,
participación en actividades para la reintegración
social y la reconciliación y capacitación en
administración de empresas.

Los participantes ganan en promedio US$ 275 mensuales durante el
primer año, y aproximadamente US$325 al mes, a partir del
segundo año.  Las familias también reciben
capacitación técnica para desarrollar métodos
que les permitan garantizar la sostenibilidad del proyecto a largo
plazo una vez que la asistencia de la OIM haya finalizado.