Migrant Stories

Buenos Aires / Bucarest, un largo camino a casa

Allá por fines de los 90, se les solía ver en las
principales calles del centro de Buenos Aires. Con mirada
extrañada, los porteños* acostumbrados a otras
corrientes migratorias por años, se preguntaban como
habían llegado a estas costas esos huéspedes de
rostros extraños, agitanados, de largas polleras, morenos
cabellos trenzados, e idioma desconocido, tratando de conseguir una
moneda a cambio del trabajo de sus pequeños niños
acordeonistas, que poco a poco fueron cambiando sus propias
melodías en tonos tangueros y rioplatenses.

Hoy retornan a su país dos familias rumanas, junto a sus
cinco pequeños retoños, argentinitos de pura cepa,
que transcurrirán sus existencias en el viejo continente, y
algún día alguien les recordará un origen tan
extraño como lejano, Buenos Aires allá en el sur.

Pero pasaron cinco largos años entre la llegada a la
Argentina y el regreso a casa, tiempo en que los rozó el
drama cotidiano de la supervivencia y el fantasma del abandono del
paisano que los engañó y los trajo a más de
12.000 kilometros de casa con la promesa de un trabajo mejor. El
fantasma de la trata ronda la vida de estos rumanos
abandonados.

Grandes ganancias prometía la mendicidad organizada en el
Buenos Aires de los 90 y del 1 a 1 (1 peso=1 dólar), plan
fracasado frente a la descomunal crisis desatada en el 2001. Los
testimonios abundan sobre la importante cantidad de
monedas/dólares que las madres y niños rumanos
recolectaban en las calles de la ciudad en los primeros
años, hasta que crisis mediante, los que regenteaban el
negocio desaparecieron junto con las ganancias y el buen humor de
los porteños.

La vida de estas personas que hoy vuelven, como la de tantos
otros que ya partieron, tuvo residencia obligada en las plazas de
Buenos Aires a cielo abierto, solo alternada con algún
refugio estatal o alguna pobre pensión , toda vez que
pudieron juntar unas pocas monedas del trabajo cartonero** o de la
mendicidad.

Mientras tanto, crecieron los hijos que llegaron niños y
hoy regresan ya jóvenes, que no han sabido de aulas
escolares, ni de amigos, ni de fútbol, y que una maternidad
adolescente dejó en forma temprana una nueva vida.

Hoy regresan a Cluj (Rumania) con sonrisas gastadas pero
esperanzadas por el rencuentro con la casa que dejaron, con los
hijos que quedaron esperando y que temen no poder reconocer, y con
los nuevos hijos argentinos que tal vez nunca hablen la lengua
nativa pero que testimonian que la vida se asomó con toda su
fuerza en la lejana y soleada Buenos Aires.

El Fondo de la OIM Ginebra para migrantes desamparados
"Humanitarian Assistance to Stranded Migrants", ha posibilitado el
regreso de los 12 integrantes de las dos familias rumanas
protagonistas de la historia, y el servicio de asistencia al
retorno voluntario de la Oficina Regional de la OIM en Buenos
Aires, impartió asistencia antes, durante y después
del viaje desde la Argentina a Rumania.

Elena Solari

OIM Buenos Aires